Esa noche me habia quedado unas horas más sentada en la escalinata de la entrada, tratando de sentir empatía por Justin.
Pensaba, que si yo estuviese en esa situación, no sé como lo soportaría. Es decir, dejaría que mi mejor amiga o amigo, abra los ojos por sí mismo, pero luego de que eso pasara, ya nada sería igual. La amistad terminaría, o tan solo cambiarían las cosas.
Imaginé que debía ser la madrugada ya o al menos muy tarde, así que tomé los vasos de Coca Cola del piso (el mío y el que Justin había dejado), y me encaminé hacia dentro de la casa.
Estaba todo oscuro ya, dejándome saber que no tendría que andarme con vueltas e irme a dormir.
Me dirigí hacia mi cuarto, para cambiarme de ropa y dormirme ya.
Y tuve un sueño muy extraño.
Estábamos en el Skatepark. Ya era de noche, para ser exactos. La hora parecía no importar para los jóvenes que se encontraban en la pista de skate, ya que todos se arremolinaban alrededor de algo o alguien.
Yo enseguida me encaminé hacia allí, para averiguar que estaba pasando.
Todo el tumulto de gente (demás adolescentes que parecían frecuentar el parque), estaban alrededor de un grupo de personas salvajemente peleándose a los puñetazos.
La sangre brotaba del rostro de ambos contrincantes, y parecía que no querían detenerse hasta que uno caiga derrotado. Las personas que estaban observando el espectáculo, no parecían inmutarse de lo sucedido, ya que vitoreaban o coreaban el nombre de su favorito.
Pude reconocer a Justin como uno de los atacantes. Y el otro era... Tyler.
Estaban peleando hasta matarse, y a un costado pude divisar a una chica llorando siendo contenida por otra chica de su misma edad.
—¡Parenlos, por favor! —Gritaba la chica que se encontraba llorando. Tenía un bonito cabello sedoso y largo hasta los codos, color castaño chocolate. Sus ojos estaban enrrojecidos, y en su boca pude ver la clara marca de un puñetazo. Tenía el labio inferior hinchado y sangrando.
—¡No tenías que haberte metido, Bieber! —Exclamaba Tyler esquivando un golpe de Justin y sonriendo maliciosamente. En esa situación, con la sangre que chorreaba de su frente y su nariz, se veía realmente terrorífico, pero no podía estar mas segura que al muchacho le gustaba este tipo de pasatiempo. Actuaba tan normal. Y la gente alrededor vitoreaban su nombre.
Me abrí paso entre la gente, para quedar lo mas cerca que pude, y me lanzé encima de Tyler, haciendo que ponga toda la atención en mí en vez de Justin.
Mi primo se encontraba en el suelo, listo para recibir la última paliza que lo dejaría inconsciente, pero yo a la vez me introduje entre el medio de ellos dos, tratando de proteger a Justin.
—¡Basta! —Grité con todas mis fuerzas.
Eso no pudo lograr que Tyler se detuviera, porque en segundos, había comenzado a sonreír maliciosamente, y a cargar contra mí.
Su puño chocó contra mi mandíbula y después de eso, ví todo negro.
—¡____________! —Sentí que alguien gritaba mi nombre y pronto pude empezar a abrir los ojos.
Sorpresivamente estaba en mi cuarto, en Canadá.
Justin se encontraba inclinado sobre mí, viéndome con una mirada perpleja. Él era el que estaba diciendo mi nombre. Además, pude sentir como el sudor helado recorría mi espalda y me envolvía completamente.
—¿Estás bien? —Me preguntó mirándome con rostro de preocupación. Puso su mano en mi frente y se sentó en el borde de la cama.
—¿Qué si estoy bien?, ¡tuve un sueño horrible! —Comencé a desesperarme, y enseguida me senté sobre la cama.
