Camino apoyando mi mano en la pared, el camino es eterno, pero al menos tengo la seguridad que llegaré sin ningún obstáculo hasta allá. Sigo cada una de las marcas, ya estoy cerca. Me tropiezo, pero debo volver a levantarme, ya no queda prácticamente nada.

La última señal, miro hacia arriba para comprobar que hay una tapa. Subo con dificultad y la saco, escalando hasta llegar por fin al nivel de la calle, a un callejón oscuro, que queda justo frente a una puerta que reconozco, la entrada trasera.

Me inmiscuyo sigilosamente hasta la oficina de Shellie, con tortuosa agilidad, sin que nadie advierta que he entrado. Cuando entro a la oficina la hallo vacía, me apoyo en el escritorio a la espera a que se aparezca acá. Parpadeo un par de veces, mis fuerzas me están abandonando, ha sido mucho el esfuerzo para llegar hasta acá, y me recuerdo que estoy prácticamente desecha. Hay un ruido, debo esconderme ahora, detrás de la puerta, tal vez si tengo suerte no lo note quien quiera que sea, pues no tengo otra opción, es lo más cercano y lo que mis fuerzas me lo permiten. La puerta se abre.

-"claro, enseguida voy a…"- dice una distraída chica, joven, muy joven, creo reconocerla.

Demasiado tarde, mi vista se vuelve nublada y pierdo el equilibrio, apoyándome sobre un mueble, provocando un leve ruido, el suficiente para hacerle voltear y notar mi presencia. Da un ahogado grito al asustarse. Mis rodillas se doblan y caigo irremediablemente al suelo. La chica se acerca temerosa y me voltea.

-"oh por Dios…"- exclama en voz baja al seguramente notar lo maltrecha que me encuentro.

No puedo ver con claridad, siento que en cualquier momento perderé el conocimiento, pero logro enfocarme algo en su rostro. Ese cabello rubio hasta el hombro, ojos azules, unos quince años.

-"Tú…"- logro pronunciar.

-"Tú eres quien me salvaste de ese sujeto…"- dice sorprendida.

Ahora si logro reconocerle por completo, ella estuvo en la escena del crimen de aquel traficante que asesiné, y luego la traje con Shellie. Al parecer se quedó acá. Como sea, ya no resisto mantener los ojos abiertos.

-"resiste… Shellie!"- siento que me suelta y sale de la oficina, volviendo con quien había llamado. Que patética, no puedo ya ni moverme para no parecer tan acabada cuando entra.

-"pero que… Perrie! Qué demonios te pasó?!"- dice abalanzándose hacia mí. –"… necesitas un hospital…"

-"no… no hospitales"- fue lo último que logre pronunciar antes de que mi vista comenzara a nublarse hasta apagarse por completo.
-------------------------------------------------------------

Vuelvo a abrir mis ojos, parpadeo un par de veces para enfocar mejor mi vista. Estoy acostada en una cama, en una habitación, la reconozco después de unos segundos. No es una habitación, es un sótano. Estoy donde Shellie, solía dormir aquí antes de irme a vivir sola. Veo a mi lado, esa chica de nuevo.

-"que bien, despertaste. Comenzaba a preocuparme mucho, creí que morirías"- dice tocando mi frente. Me trato de levantar pero aun el dolor sigue.

-"me desmayé, verdad?"- pregunto un poco confundida, sin recordar como fui a parar hasta aquí abajo.

-"desmayarte? Llevas sin despertar por más de dos días!"- dice acostándome de nuevo.

-"dos días? Vaya…"- ahora entiendo porque mi cabeza duele tanto. –"… donde está Shellie?"

-"ahora está arriba trabajando en el bar, yo te cuidaré"

-"no necesito que nadie me cuide"- digo con el ceño fruncido.

Ciudad de vicio || JerrieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora