Cap 10

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Saco mi otra arma de la chaqueta y me dispongo a salir. Comienzo a escuchar varios pasos acercarse rápidamente. Apenas se asoman por la esquina del pasillo los guardias desprevenidos, les espera una bala que los hace caer. Corro sigilosamente por los pasillos, atenta a cada hombre que se me cruza. Son muchos, y los tengo por ambos lados, así que de espaldas, derribo una puerta que está a mi lado, esperando en el suelo con ambas armas alzadas a cuando vengan. Uno, dos, tres disparos cada una, y todos caen derribados. Retomo mi huída por los pasillos, pero un disparo me roza el brazo, me faltó dispararle a uno, que tonto error, pero ahora lo hago. Continuo, cada vez son más y no me queda otra que entrar a otra de las habitaciones y salir por la ventana y entrar al cuarto de al lado, eso los distraerá. Salgo y ágilmente me trepo por afuera, hasta saltar al balcón de la habitación y entro rápidamente, encontrándome con una figura conocida, Jade, que estaba con un libro en su mano. Al parecer la sorpresa fue de ambas al encontrarnos. Miro a mi alrededor, la cama, los adornos, los cuadros, es su habitación. De todas las habitaciones que hay en esta enorme mansión he venido a parar a la más inoportuna. Ella deja lo que estaba haciendo y se me acerca lentamente confundida.

-Perrie... Que haces acá... Entonces mi padre... él está...- de pronto ata cabos al verme en su casa, sus manos cubren su boca y me ve horrorizada ante las conclusiones que ha sacado, pero no logra terminar lo que decía.

-No... Ahora debo irme- me dispongo a salir cuando siento como golpean la puerta.

-Señorita, se encuentra usted bien?- se escucha un hombre al otro lado de la puerta.

Me mira, luego mi mano con la pistola y nota mi brazo levemente herido, por su rostro debe estar atando cabos a la situación.

-s si... Estoy bien, no se preocupen- grita sin dejar de mirarme.

-Déjeme pasar por favor- golpea insistente después de unos segundos, al parecer no le han creído.

-Tienes que irte, van a entrar sin que pueda evitarlo- me dice mientras se sigue escuchando la puerta.

-Sabes que vine a matar a tu padre, porque me ayudas?-

-Lo sé, pero no quiero que mueras, y toda la seguridad debe de estar en tu búsqueda, si no te vas eso es lo que pasará-

-Porque te interesa que salga de aquí con vida?- pregunte, pues realmente no comprendo su reacción.

-Porque...porque hay algo en ti que me atrae mucho, me gustas, y no quiero que nada malo te pase- esas palabras no me las esperaba. No puedo ver mi rostro, pero de seguro está mostrando asombro que no puedo ocultar, mi rostro está acalorado. No sé que decir.

Pero tampoco nada alcanzo a decir, pues la puerta de la habitación se ha vuelto de par en par, dejando entrar a unos tres hombres con sus armas en la manos. Rápidamente, sin dejarles hacer nada, me escabullo atrás de Jade, tomando levemente su mentón con toda mi mano izquierda, mientas apoyo mi mano estirada con la pistola, sobre el hombro de ella. Los hombres en ese momento detienen todo lo que pensaban hacer conmigo. Ese momento de descuido me permite dispararle a todos, cayendo con peso muerto al suelo. Puedo sentir como su cuerpo se estremece con cada cuerpo al caer. La adrenalina hace que mi corazón se acelere, pero ya no sé si es por la situación con los guardias, o por la situación con esta chica y tenerla tan cerca.

-Arriba- puedo escuchar a lo lejos a uno de los guardias, dando aviso a la ubicación de mi intrusa presencia, y recordándome de que no hay tiempo para perderme en el aroma que desprende su cabello.

No cuento con mucho tiempo, debo salir de aquí.Instintivamente tomo su mano y corro, ella me sigue. Cada guardia que me ve con ella duda en hacerme algo, y yo no espero ni un solo segundo para jalar mi gatillo. Caen uno tras otro, mientras avanzo a paso seguro.

Ágilmente me escabullo, sin soltarle, ella simplemente me sigue, y me sorprende como es capaz de seguirme el paso. Ya estoy en el jardín y siento a mi espalda una voz conocida.

-Tiene a mi hija! Deténganla!- dice el hombre herido desde su balcón.

Los hombres nos apuntan, pero no saben bien que más hacer, pues no pueden correr el riesgo de dispararle a ella. Aun así existe un hombre osado que abre fuego, dándome en mi brazo que la sostiene, cerca a la herida anterior. Mi quejido es leve, pero estoy demasiado cerca de su oído para que lo escuche.

-No disparen!- ella grita mientras me sorprende como se pone disimuladamente, sin que ellos lo noten, frente a mí, dandoles a entender que no pueden hacerlo sin haber una posibilidad de herirle a ella.

-Idiotas! Cuidado con Jade!- grita exasperado su padre desde la altura, viendo una panorámica de la situación.

Retrocedo, ellos no pueden hacer nada más que notar como en un rápido movimiento desaparezco de su mira con la chica. Subo al auto y arranco.

Ciudad de vicio || JerrieWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu