NO ME LLAMES "AMOR" ©

Capítulo.34- Arrepentimiento

Ian POV

La sangre corría por mis manos, gotas y más gotas de sangre caían al suelo. Me dolían mis nudillos, pero lo que más me dolía era ese piquete que tenía en el pecho, eso que no me lo podía quitar, quería arrancarme el corazón, ya no soportaba tanto dolor.

Había estado golpeando la pared hasta que mis nudillos ya no resistieron más, me sentía impotente, frustrado. No sabía qué hacer, sólo quería ir a buscar a mi chica; quería ver a Alisson y pedirle perdón por todas las idioteces que hice, que jamás pensé en las consecuencias. Había estado buscándola por todo el Instituto, día tras día pero, no había nada de Aly era como si se la hubiera tragado la Tierra; comenzaba a escuchar rumores de que se había ido a vivir con su papá a Londres, que ya no regresaría, yo no quería creer esa mentira. Mi chica no me podía hacer esto.

Días antes le había escrito una carta que James le dio, al parecer no la había leído si no por lo menos hubiera respondido mis llamadas. Quería verla, quería saber dónde estaba, ella no podía estar en Londres; a cientos de kilómetros de mí. Nuestro sueño era ir juntos, no me hacía a la idea que ella se fuera sin mí.

Apenas hacía tres días que habían comenzado las clases, ya me estaba volviendo loco por no verla por los pasillos del Instituto, y que al verme se le escapara una sonrisa. Tenía que saber de ella si no este dolor se volvería insoportable.

Me di una ducha rápida para quitarme toda la sangre que tenía en mis nudillos, cuando me salí me puse unas vendas, me vestí y tomé las llaves de mi ducati, siempre me tranquilizaba tomar aire fresco en moto pero, esta vez ya nada funcionaba. Poco antes de llegar a la casa de Alisson vi que su mamá salió y se subió en el auto para después irse. Esta era mi oportunidad, ojalá estuviera Melanie para convencerla de que me diera alguna razón de donde pudiera encontrarse Alisson.

Alisson POV

La lluvia corría por mi ventana, amaba estos días. El sonido de la lluvia me embriagaba mientras tomaba una taza de chocolate caliente con una deliciosa dona que mi papá había traído al cuarto del hotel. A pesar de la fuerte tormenta se podía apreciar por la ventana lo bello que era la ciudad de Londres.

Estaba fascinada con este lugar, apenas hacía un día que había llegado a Londres y ya estaba encantada.

Durante mi estancia en Londres decidí apagar el celular y estar incomunicada, pero mi papá no estuvo de acuerdo así que me compro un teléfono desechable para hablar con mis amigos y mi mamá, y de esa manera, Ian no tuviera manera de comunicarse conmigo.

Mañana iría a ver una Universidad que quedaba a 30 minutos de ahí, más tarde, cuando mi papá se desocupara de su trabajo iríamos los dos a dar un paseo por el centro.

A pesar de todo, los recuerdos aún seguían invadiendo mis pensamientos. Sentía como si me hubieran arrebatado algo que me pertenecía pero, tenía que hacerme a la idea de que Ian no era mío. Nadie es de nadie, tenía que meterme eso en la cabeza. Aunque había vivido una de las mejores historias con él, debía olvidarlo.

Me iba costar acostumbrarme a su ausencia pero, el único consuelo que me quedó fue que, disfrute hasta el último segundo de nuestra relación, viví cada instante como si fuera el último día de mi vida, porque de eso se trataba nuestra relación. De disfrutar cada día, cada cosa, porque nadie nos tenía asegurados el futuro juntos y porque vivimos cada instante como si fuéramos a pasar el resto de nuestras vidas juntos; y a pesar de que no fue así, fue genial haber pensado de esa manera porque, algo aprendí de todo eso. Los momentos solo se viven una vez y, cada día hay nuevas cosas por vivir, no debemos aferrarnos a nada ni a nadie, solo vivir y disfrutar...