—¿A quien? -Ellea preguntó rápidamente.

—Solo no te muevas. -la pelirroja suspiro sentándose en una silla mientras la rubia desaparecía por las escaleras.

—Si, definitivamente fue una mala idea venir. -susurro la ojiverde jugando con sus dedos– No puede ser -Ellea murmuró atónita– Oh Santo Cielo, ella es idéntica a ti.

Cate rio al escucharla.

—Son-Son idénticas, yo-no, no puedo. -Ellea se levanto de su asiento acercandose a ellas– Dios... Es Hermosa -Cate sonrió–, al igual que tu.

—¡Ma!

La expresión de Ellea fue inexplicable.

—¡Y habla ya! Vaya que eres inteligente eh... Dom, Dem y Elio solo balbucean cosas sin sentido por el momento. -Ellea tomo su pequeña mano entre la de ella– Es preciosa Cate...

Cate asintió sonriendo.

—Aunque quizá te llame en un mal momento, es la hora de la siesta.

—De cualquier forma, no planeaba estar mucho tiempo, descuida. -la pelirroja comentó riendo– Puedes ir si quieres, esperaré aquí.

—No tardaré. -Cate murmuró acomodando la cabeza de la pequeña en su hombro y nuevamente se perdió por el pasillo.

Y ella definitivamente no había tardado, dos minutos después se encontraba nuevamente en la sala de estar.

—Ella, ella no...

—Oh no, ella sabe bajar los barandales y salir pero no se cae.

Ellea asintió tranquila al ver a Cate tan relajada.

—Escucha, yo-yo tengo que irme Cate. -la menor hablo rápidamente.

—Te he visto en tu nueva campaña... -sin embargo aquellas palabras la detuvieron– y tengo que admitir que, ha sido de mi agrado.

—¿Lo dices enserio? -Ellea cuestiono ingenuamente.

—Guarde la revista. -Ellea soltó una sonora risa al escucharlo.

—No te creo... Cate definitivamente debo de irme.

—De verdad y si te soy sincera.. -Cate se acercó a la pelirroha– Me ha hecho fantasear. -susurro en su oído.

—Oh Cate -Ellea solto una risa cerrando los ojos sintiendo sus labios rozar su oreja–. No definitivamente debo de irme y... -sus labios rozaron los suyos nublando su mente– ¿Sabes? Podemos cumplir los sueños.

Y finalmente los labios se tocaron nuevamente y las manos se buscaron tratanto de sentirse, así en menos de cinco minutos ambas se encontraban en una batalla con el objetivo de sentirse plenamente.

—Vamos Cate...

La mujer de cabellos rubios comenzó a besar su cuello para después bajar un poco más y cuando no pudo sus labios rozaron sus pechos Ellea supo que lo haría nuevamente.

Caería nuevamente en aquel mar de azul claro que no tenía salida.
.

—No puedo creerlo... -Ellea murmuró.

—Ni yo.

—¿Una Hora?.

—Una hora. -Cate respondió suspirando– ¡No puede ser! -exclamó– Nunca había tenido tanto sexo en mi vida. -ambas rieron guardando silencio.

—Hace unos mese pensé que no volverías a llamar. -Ellea habló después de un largo momento.

—No debí de gritarte así en casa de Nicole. -Cate se disculpó– Fue muy tonto de mi parte, de verdad lo lamento cariño.

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