Capítulo 24

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Tan solo dos meses habían pasado desde que ella había hecho la sesión.
La campaña de Calvin acababa de salir y estaba siendo un rotundo éxito, aunque definitivamente era raro verse en los grandes anuncios posando en lencería.

Miranda estaba orgullosa de ella, lo había hecho, por vengaza quiza, pero lo había hecho.
Muy al contrario, Nicole casi se muere al ver a su “pequeña” posando en lencería e incluso en algunas fotos sin sostén, Ellea había reído en cuanto la llamó alarmada por las fotos.

“Todo esta bien Nizzie... No es playboy” Ellea había respondido riendo.

Sus Hermanos por su parte habían llamado para dar regaños y felicitaciones, mientras que su padre casi la retira de su testamento en el momento exacto en que un inversionista menciono las fotos en una de sus juntas de trabajo, de no haber sido por Alí ella definitivamente estaría fuera de el árbol genealógico Luthor.

Y en cuanto a Paolo... Habían tenido una larga discusión en cuanto la campaña salió a la luz y después de días en los que Ellea no pudo siquiera hablar con sus hermanos, finalmente tuvo el valor para correrlo de su casa y así él había partido a una pasantia que había conseguido en los estudios Universal dandole grandes semanas de tranquilidad.

Los planes que había hecho con Miranda aquel día en Nueva York habían quedado como simples promesas, nunca hubo una llamada pidiendo ayuda de su parte para su hermana mayor, nunca se alejo y así el tema no se toco nuevamente, Ellea no podía arriesgarse a dejar a “el mejor pretendiente” que podría tener según su padre.

Así que mientras las heridas sanaban, la joven pelirroja disfrutaba de la escuela y su regreso a Australia, su gran regreso a Australia.

—¿Tardaras mucho? -Athena la cuestionó en cuanto la vio tomar las llaves de el automóvil– La comida sera en unas horas y sabes lo que significa las barbacoas familiares para todos.

—Sera rápido, lo prometo, son asuntos escolares, sabes que se resuelven rápido.

Athena asintió con la cabeza tomando en sus brazos a el pequeño se ocho meses que la nana le ofrecía.

—Date prisa ¿si?

—Lo haré. -afirmó la menor colocandose las gafas de sol y saliendo de ahí.

Le sonrió a los amigos cercanos de la familia que ingresaban a la propiedad e inmediatamente abordo el automóvil en cuanto vio el carro de la familia Ventimiglia entrar a la propiedad.

—Claro... Asunto escolares...

.

Ellea suspiro en cuanto el automóvil se detuvo frente aquella gran casa de acabados colos blanco y grandes ventanales.

—Ya estas aquí... Tienes que hacerlo. -susurro para si misma.

Y luego estaba el tema “Cate”, si bien, la abstinencia a esos ojos color azul había ido bien por varios meses, el día en que presento nuevamente frente a el grupo de la joven pelirroja con aquella incomparable sonrisa, las defensas en ella se derrumbaron.
Así el círculo había comenzado nuevamente.

—Hola -ella estaba frente a mi–... Sabía que no era una emergencia así que vine con calma.

—Adelante. -Cate murmuró.

—¿Qué sucede? ¿Esta todo bien? -preguntó dejando sus cosas en la mesa– ¿Donde esta tu esposo y tus hijos?

—Llegan mañana, como bien sabes son amantes de las actividades a el aire libre así que se toman su tiempo. -Contesto la rubia riendo– Solo que... quería que conocieras a alguien antes.

Just MineWhere stories live. Discover now