Capitulo 12

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—¿Segura que estás bien? -Cate se reusaba a irse- Ellea ayer debimos de haber ido a el hospital.

—Cate, todo esta bien.

—Ian dijo que vomitaste y fue muy repentino, Ellea, no, nada esta bien.

—Ian definitivamente debió de haber alardeado. -trate de restarle importancia– Vamos, ve a trabajar.

—Elle, no quiero que pase algo malo.

—Estoy bien Caty -me acerque a ella— Lo prometo -le di un corto beso–. Es hora de que te vayas o se hara muy tarde.

—Esta bien -me volvió a besar-. Nos vemos mas al rato. Llama si sucede algo ¿si?.

—Adiós. -murmure sonriendo.

Suspire y me volví a recostar en la cama. Definitivamente había arruinado aquel viaje.

Tan solo un día había bastado para que mi experiencia valiera un soberano rábano, después de que Cate me presentará a la mayor parte de el elenco, había quedado a responsabilidad el señor McKellen, que, aunque había hecho de todo para que no me encontrara con Lee, sus intentos habían sido en vano.

Y definitivamente él no se lo tomo nada bien a pesar de la calma que mantuve al conectar con su mirada fugazmente y entonces ahí las náuseas regresaron y así tuve que regresar a el hotel a petición de la mujer de cabellos rubios.

—Vaya lio...

Tome el teléfono y pedí servicio a la habitación. Un buen desayuno, unos buenos libros y mi día sería perfecto, definitivamente tenía que ser mejor que el anterior.

Caminé hasta él baño y prepare la bañera, la puerta de la habitación sonó varios minutos después y amablemente recibí la comida quedándome sola nuevamente.

Y las náuseas regresaron así como la punzada en él bajo vientre. Tome una gran bocanada de aire y salí rápidamente en dirección a el escusado, no pasaron dos minutos para que mi estómago quedara completamente vacío y la cabeza comenzará a dolerme.

Definitivamente no iba a ser mejor que el anterior.

Mi teléfono comenzó a vibrar, bufé terriblemente abrumada, me levanté y camine hasta el espejo para tomar la llamada.

—¿Hola? -trate de tomar aire.

—Ellea ¿Qué sucede? ¿Estás bien? Te escuchas...

—Todo bien, Atala. -trate de traqulizar a mi hermana mayor.

—Ellea, no me mientas.

—suspiré– He tenido muchas nauseas y últimamente el estómago duele horrible.

—Elle, estoy en Nueva Zelanda por un viaje de negocios, papá me ha mandado...

—Ambas sabemos muy bien que no es un viaje de negocios. -murmure molesta ante la actitud de mi padre– Puedo cuidar perfectamente de mi sin guardaespaldas, dicelo.

—Élise...

—No Atala, estoy bien. Todo está bien - de haber sabido que la necesitaría, definitivamente no le hubiera restado importancia–. Cualquier cosa no dudaré en llamar.

—Bien Elle, te quiero mucho

—Adiós Ata. -colgué rápidamente.

Me recargue en el lavamanos mirándome en el espejo, estaba completamente pálida casi transparente y definitivamente esa no era una buena señal.

Supe que no mejoraría en cuanto algo comenzo a correr por mi muslo derecho, cerre los ojos y toque levemente esperando que fuera una broma, sin embargo aquel líquido rojo que empapaba mi mano me confirmó lo que menos esperaba.

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