Al otro día las fotos de nosotros juntos estaban por la mayoría de las revistas sensacionalistas e internet, me golpeaba internamente por todo el revuelo que causaría sólo la foto de un simple beso.
—Cariño todo estará bien. —Hilarie me dio una sonrisa maternal.
—No quería que la gente se enterara así, los hijos de Andy o mis padres.
—En algún momento se iban a enterar de todas maneras. —Jeffrey que iba pasando habló.
—Amor, no ayudas. —Hilarie lo miro negando.
El sonido de mi teléfono me distrajo de la escena de Jeffrey y Hilarie, la palabra "papá" alumbraba la pantalla, mire a ambos nerviosa.
—Es papá.
—Contesta. —respondieron a las vez y asentí.
Apreté el teléfono para poder contestar, y escuche la voz de la persona que más quería en el mundo al otro lado.
—¿Podríamos hablar? Tu madre no está pequeña.
—Estaré ahí en treinta minutos.
—Te esperare. —ambos cortamos.
Mire a mis dos acompañantes.
—Tengo que ir a casa.
—A su casa, tu casa es está. —Jeffrey corrigió y sonreí.
—Tengo que ir a su casa.
—Yo te llevo. —Morgan se levantó y lo seguí mientras me despedía de Hilarie.
Y exactamente veinte minutos después me encontraba fuera de lo que fue mi hogar.
—Me llamas cuando salgas, estaré por aquí cerca. —asentí y me despedí.
—Gracias Jeff. —él sonrió y beso mi frente.
Toqué la puerta de la casa y unos segundos después, mi papá abrió la puerta, sus ojos se aguaron y me acercó para abrazarme con fuerza.
—Dios, Valerie, te extraño tanto. —lo abrace de vuelta.
—Yo igual papá.
Él se separó para dejarme pasar, me senté en la sala de estar junto a él.
—Vi las fotos...
—Yo quería contarles, pero aún era muy pronto.
—Entonces, ¿Andrew? —asentí.
—Si, Andrew. —confirme.
—Pequeña, se que no estoy en autorización de pedirte nada, pero, quiero pedirte que te enamores de un hombre de verdad; uno que te persiga con la mirada, como un león hambriento, y que, se pierda en el brillo de tus ojos, aún en la oscuridad. Enamórate de un hombre, para el cual tu seas la única mujer en este mundo Val; y que sea capaz de construirte un castillo, aunque sólo tenga un lápiz y un papel pequeña. — sonreí.
—Estoy segura que él logra tener todas esas características papá.
—Creces tan rápido. —rió levemente.
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