Acto uno: Las pistas

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Te encuentras solo bajo la luz de las estrellas en una calle extensa y amplia rodeada de varias construcciones que, en algún pasado, habrán sido bellísimas pero que ahora solo son establecimientos de algún comercio en la ciudad. Por lo regular sabes que es una calle transitada pero nunca la habías podido apreciar a este detalle en la madrugada. Las luces que la iluminan la hacen parecer mágica, 1un espectáculo que jamás has deslumbrado y que te parece irreal.

Sin embargo, algo te saca de aquella admiración, observas al fondo de la calle y logras apreciar que hay una lampara que ilumina muy tenuemente una mesa donde divisas una silueta sentada, con las piernas entrecruzadas. En aquella sombra percibes unos tacones de lo que posiblemente sean unas botas, no sabes si es el final de un vestido o una gabardina lo que termina a mitad de sus piernas, lleva sombrero y el cabello le llega a los hombros.

Tienes clavado tus ojos en aquella silueta como si está te hubiera encantado para que no dejarás de mirarla y, por extraño que parezca, sabes que ella también te está observando.

Aquella silueta se levanta de su mesa solitaria, da media vuelta para alejarse y perderse en la oscuridad, pero antes de hacerlo notas que se detiene, voltea en tu dirección para observarte como llamándote a que la sigas y tras realizar esto comienza a avanzar.

—¡ESPERA! —gritas desesperado.

Aquella figura fue hipnótica para ti que no quieres dejar de apreciarla y solo deseas acercarte a ella y poder mirarla y apreciar el rostro de aquella figura. Pero no se inmuta ni hace caso al llamado que le has hecho. Por lo que al igual que ella empiezas a avanzar para poderla alcanzar y estar a su lado.

El rostro de la oscuridadWhere stories live. Discover now