Enamórate como puedas (Trilogía "Como puedas" Parte 1)

Capítulo 1

Sentada en el asiento trasero con mi padre conduciendo el coche y mi madre de copiloto, íbamos dejando atrás el que había sido mi pueblo desde hacía dieciséis años. Ahora, después de todo un esfuerzo el año anterior, me enfrentaba a un nuevo curso en el mejor colegio de España gracias a una beca que me había costado un encerramiento en casa y muchas horas de estudio, consiguiendo así unas muy buenas notas. El trayecto constaría de varias horas, desde un pequeño pueblo en Castilla la Mancha hasta las afueras de Madrid. Al llegar a la capital pararíamos a almorzar algo y descansar, y después seguiríamos el trayecto hasta llegar a mi nuevo colegio, a mi nuevo hogar. A pesar de que me daba tristeza dejar mi casa, mis amigos, mi Instituto y mi familia; ir a ese colegio era mi sueño, allí las oportunidades de ser alguien en la vida, de conocer más personas y estudiar con los mejores profesores del país, me darían una vida mejor que la de mis padres, unos humildes agricultores. Ellos no podían estar más de acuerdo conmigo, querían lo mejor para mi y siempre han querido que fuera una muy buena estudiante para optar a una carrera y un trabajo mejor que el campo.

Mi madre, una mujer sencilla, de unos ojos castaños como su pelo y el siempre duro trabajo del campo reflejados como arrugas en su cara, solo contaba con cuarenta años. Mi padre con coronilla canosa asomando en la cima de su cabeza era robusto y con apariencia dura, tenía cuarenta y cinco años. Ambos habían trabajado mucho por sacar a la familia adelante, aunque solo me tuvieran a mi como hija, tuvieron que hacerse cargo de mis abuelos maternos que tuvieron que quedarse con nosotros al ser tan mayores. Ahora, gracias a la beca que había conseguido, se quitaban una boca menos a la que alimentar, aunque a todos nos diera pena.

Estaba perdida en mis pensamientos cuando mi madre se volvió desde su asiento para verme, y con una sonrisa cogió mi mano y me dio un leve apretón. Parecía que quería tranquilizarme, pero creo que con ese gesto quien realmente quería tranquilizarse era ella.

-¿Estás bien? -preguntó con su siempre apagada voz.

-Sí, tranquila -le devolví la sonrisa.

-¿Tienes ganas de comenzar el curso? -su labio tembló ligeramente y ella lo escondió mordiéndolo al momento.

-Muchas -respondí soltando aire, había conseguido contagiarme sus nervios.

Se me formó un nudo en el estómago al pensar que pasaría meses sin verlos, el miedo se apoderaba de mi mente de solo pensar que no sería capaz de llegar a las notas tan altas que el colegio exigía. Temía encontrarme sola, aislada, sin amigos con los que congeniar. Aunque todas estas cosas nunca me habían importado en este momento me ponían tensa, y es que no es lo mismo estar en tu pueblo donde conoces a todo el mundo a estar en una ciudad, encerrada en un internado lleno de gente que solo conocerá el campo por fotos. En fin, este es el futuro que he decidido para mi y debo afrontarlo con valentía.

Apoyo la cabeza en la ventana y me esfuerzo en dejar la mente en blanco, distraída con el paisaje de casas y campo del pueblo que no volvería a ver en una larga temporada.

Otro año más, mi segundo curso aquí. Caminaba con paso firme y decidido por aquel internado que ya conocía como la palma de mi mano. Llevaba una maleta llena de ropa que no utilizaría en los nueve meses de curso que tenía por delante, aunque supongo que es una tonta costumbre que tenemos los seres humanos de llenar la maleta de cosas imprescindiblemente prescindibles. En este colegio todos nos conocíamos, desde los más pequeños de diez años hasta los más mayores de diecisiete, donde yo me encontraba. Este año me tocaba repetir curso, los estudios no se me daban muy bien, pero desde que mi madre me metió aquí por las constantes peleas que teníamos, daba igual si aprobaba o no, ella seguiría pagando el colegio para que me quedara y así no tenerme en casa. Y confieso que lo agradezco, prefiero esto antes que convivir con mi madre.