51. Los usados

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Nathaly protesta pero lo sigue a la puerta, se despiden sacudiendo sus manos.

Paso mis manos por mi cara, haciendo contacto visual con mi hermano, —¿Nos vamos?

Apolo asiente, recuperando un poco de color después de haberse tomado ese jugo.

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Ya en la casa, caminamos directamente a la cocina, aún estamos débiles y mareados. Necesitamos líquidos, comida y una buena ducha. Apolo se desploma en la mesa de la cocina, su mejilla sobre la misma. Yo solo agarro dos botellas de bebidas energizantes de la nevera y las pongo sobre la mesa, sentándome al otro lado.

Pasa unos buenos segundos cuando abro mi boca para decirlo pero Apolo me gana, —No quiero hablar de eso.

—No dije nada.

—Lo estas pensando.

Tomo un trago de mi bebida, —Estas imaginando cosas.

Claudia entra en la cocina, estirándose, aún tiene puesta sus pijamas y su cabello rojo es un desastre, no es la primera vez que la veo así, al natural. Ella ha vivido toda su vida en esta casa después de todo. Ella bosteza sin aún notarnos, muriendo lentamente sobre la mesa.

—Bien, solo lo diré una vez y no quiero que me molestes con eso.— Apolo se endereza en la silla, Claudia al escuchar su voz nos mira, y yo abro mis ojos haciéndole señas a Apolo para que se calle, —Si me tiré a—

—Buenos días, Claudia— lo interrumpo rápidamente.

Apolo cierra su boca y echa un vistazo sobre su hombro, —Oh, no sabia que estabas ahi.

Claudia deja sus brazos caer, —Me acabo de levantar,— nos dice con una sonrisa un poco apenada, —Creo que es la primera vez que los veo tan temprano en la cocina.

Tuerzo mis labios, —Tenemos resaca, ¿Nos preparas algo, por favor?

—Claro, voy a dejar el café montado, me cambio y vuelvo.

Gruño, —Olvida el café, estamos muriendo.

Apolo esta mudo, sus ojos clavados sobre la mesa.

Claudia menea la cabeza, y señala el reloj en la pared, —El señor Artemis bajará en unos 20 minutos, si no tiene cafe recién hecho sobre la mesa, su humor es insoportable el resto del día.

—Claro,— Apolo suelta un risa burlona, —Dios no permita que el señor de la casa no obtenga lo que quiere.

Yo le doy un mirada de '¿Pero qué mierda...?

Claudia comienza a preparar el café, —También montaré el agua para una sopa, no hay nada mejor para recuperarse de una resaca que una sopa calientita.

Apolo se levanta de golpe, agarra su bebida y se dirige a la puerta de la cocina, —Ya no quiero nada.

Claudia y yo compartimos una mirada confundida, así que hablo para relajar el ambiente de nuevo, —Yo si quiero sopa, por favor.

Claudia me sonríe, —De acuerdo.— ella sigue cortando vegetales, —¿Esta bien?

Se que se refiere a Apolo, —Si, la resaca lo pone de mal humor, no esta acostumbrado.

Es mi turno para descansar mi cara sobre la mesa, mientras espero que Claudia prepare la sopa. Sin darme cuenta me quedo dormido.

Una patada a mi rodilla me despierta, parpadeo y lamo mis labios, un dolor punzante cruza mi cuello. Cuando despego mi cara de la mesa, puedo sentir las marcas de los bordes de madera sobre mi mejilla. Me enderezo en mi silla, mis ojos encontrando una mirada fría.

A Través De Mi Ventana ✔️[En librerías]Onde histórias criam vida. Descubra agora