Capítulo 2

165 21 10
                                    

El sonido de la alarma me sobresalta justo en el momento en el que había decidido no ir a clases hoy. ¿Alguna vez alguien les dijo que ir a la universidad es estudiar lo que te gusta? Pues es mentira. Como estoy en primer semestre, tengo que llenar mis horas con materias de relleno o básicas que muchas veces no tienen nada que ver con mi carrera. Y aquí estoy, en la diatriba si ir o no a la clase de cálculo 1.

¿Cálculo en una carrera de diseño? ¿A quién se le ocurre?

Lo único bueno es que sólo veo esa materia y ya. Salgo de los números para siempre en mi vida.

—Antonia, ¿vas a ir? —dice mi singular compañera de habitación.

Su nombre es Linda Moncada, estudiante periodismo de segundo semestre. Si a alguien le había puesto bien el nombre es a ella, es más, es hermosa. Su tono de piel oliváceo combina perfectamente con su cabello negro, liso y sedoso que cae como una cascada por su cuerpo. Sus labios gruesos son el sueño de todo chico y esos ojos cafés expresivos y profundos, te marean si te quedas mirándolos.

Y ni que decir de sus atuendos. Se nota desde lejos que su familia tiene dinero y que se viste con ropa de temporada. Casi nunca repite o lo disimula muy bien.

—Estoy considerándolo —le digo con la voz aperezada.

—No la clase, tontita. Hablo de la fiesta de esta noche. Va a ser lo máximo.

Si bien ir a una fiesta ha bajado en mi escala de prioridades, nunca se puede rechazar algo como eso. Las facultades tenían la tradición de iniciar una guerra de fiestas de bienvenida. Así que, esta semana hay fiesta cada noche. Participaban la facultad de lenguas, ingenierías, arte, salud y comunicación, esta última es la campeona por cuatro años consecutivos.

—¡Por supuesto! ¡No me la perdería por nada del mundo! —le digo y eso hace que sus ojos brillen. 

—Sé que tu facultad también compite, así que no te voy a pedir que votes por la mía, sólo te lo voy a exigir—su rostro cambia de expresión, se ve tan mandona—. Ya sabes, si quieres seguir viviendo conmigo. 

Tengo que admitir que estar en esta habitación es grandioso; es de las más amplias de todo el campus, tiene su propia cocina, baño independiente y no tenemos que dormir en camarotes. Linda tiene un gran guardarropa —se supone que es para las dos, pero ella se lo apropió diciendo que tenía más ropa.

Me habían asignado a esa habitación por inscribirme temprano. Además que su anterior compañera tuvo una crisis nerviosa y fue hospitalizada en el psiquiátrico. No quiero pensar que Linda tuviera algo que ver con eso, bueno, prefiero pensar que no fue así y que no estoy viviendo con una psicópata.

—No te preocupes, aún no conozco a nadie en mi facultad. Así que tienes mi voto asegurado.

Da dos saltos en el aire y aplaude un poco. 

—Bien, entonces nos vemos al rato, amiguis —dice apretando mis mejillas y riendo alto.

Cuando se va, suspiro fuerte y ruedo los ojos. 

No es tan mala, simplemente es una hija de papi. 

Me levanto con desidia y camino hasta la puerta para ir a clase. No tengo mucho ánimo pero debo aprobar todo para poder llegar hasta las materias divertidas. 

En el pasillo me encuentro con Mike, quien ve esa clase conmigo. La única en la que estamos juntos. 

—Nos estás haciendo llegar tarde, pelirroja—dice divertido. 

Mala alianzaOn viuen les histories. Descobreix ara