—¿Pero qué es todo ese ruido? —entra mamá mirándonos con el ceño fruncido. Oh, oh. —¡Les he dicho mil veces que no griten y corran como desquiciadas, niñas!

Kara intenta defenderse y yo hago lo mismo. En realidad armamos un escándalo donde no se entiende nada de lo que decimos. Nuestros gritos se superponen mientras nuestras manos señalan a la otra sin cesar. Mamá nos calla con un movimiento de sus manos, nos ordena terminar nuestras maletas y bajar a cenar. Usa el tono adecuado, ese que nos hace saber que si no hacemos lo que dice estaremos en problemas. Justo ahora papá debería aparecer para salvarnos de esta.

—¿Por qué naciste, Ana? —esa pregunta y el tono de desdén de mi hermana ya no me sorprenden, les he escuchado mil veces.

—Porque tenía que enseñarte el camino de salida a ti lerda —le saco la lengua y pongo manos a la obra.

Pronto estaremos en la universidad, en un dormitorio diferente, que no tendré que compartir con  Kara, y conociendo a nuevas personas. Quiero tener más libertad y no tener que estar atada a lo que mi hermana quiera hacer siempre. Por primera vez en la vida vamos a separarnos y eso tiene tantos pros como contras. Por el momento me dejo llevar por el enojo y pienso en todos los pros de alejarme de Kara Malik.

Se supone que soy la mayor, pero es ella quien me "protege" a mí. Yo creo que mis padres sólo lo hacen porque la ven más fuerte que yo; con toda su personalidad, sus tatuajes y esos ojos miel que copió de mi padre que a veces gritan: "Aléjate". Nacer primero no me ha dado mucha ventaja hasta ahora, ya veremos que pasa de aquí en adelante.

Pensándolo bien, a veces quisiera parecerme un poco a ella. Mostrarme más fuerte y menos chica "prepy". He pensado en hacerme tatuajes, aunque sea uno, en vestir de colores oscuros, maquillarme como Kara; resaltando mis ojos con un delineador negro. Lo admito, mi hermana es una belleza —igual que yo, por supuesto—. Desde que tengo uso de razón he querido experimentar qué sería ser como ella. 

Sé que no importa lo que pase en nuestras vidas, ni lo mucho que podamos discutir o distanciarnos, siempre la tendré allí. Nos peleamos de vez en cuando (algunas veces al punto de volver locos a mis padres), pero es mi hermana y la quiero. Somos gemelas, crecimos juntas en esta hermosa casa de los suburbios. Hemos sido moldeadas al estilo Malik después de todo; problemáticas pero angelicales.

Tomo mi almohadón del suelo pensando en una forma de acercarme a disculparme. —Voy a extrañarte golpeándome la cara con tus cojines... —dice ella en voz baja. La veo y le sonrió.

—Justo estaba pensando... que eres mi hermana y te voy a extrañar —suspiro—, y que te quiero... 

—¡No importa lo Troublemaker que puedas ser! —gritamos las dos al tiempo acercándonos saltando nuestras camas. 

Ambas somos Troublemakers. Así siempre nos ha llamado papá. No sabemos exactamente por qué, pero desde chiquitas nos lo dice. Kara y yo desarrollamos esa frase después de oír a mi papá diciéndola a mamá cuando cumplieron doce años de casados. Hicieron una gran fiesta y mi padre dijo esas exactas palabras. Mi hermana y yo la robamos para usarla en nuestras disculpas y en los momentos más felices.

Aquí, saltando en las camas y riendo con mi hermana, lo único que puedo pensar es: ¡Universidad, prepárate para las Troublemakers Malik!

º Kara º

Después de terminar de empacar todo salgo con Ana de la habitación hacia el comedor. Es hora de la cena y mamá odia que cenemos después de hora. Es una posesa del control horario, pero la amo y la entiendo. Hay momentos para todo y el de cenar en familia es uno inamovible, en especial ahora que mi hermana y yo nos vamos.

Forever Troublemaker. [Terminada]Where stories live. Discover now