—Sí, si podemos.

—Ahora vamos.

—¿A donde?

—Hay que regresar a casa.—él le miró confundido.

—¿Y cuál es mi casa ahora Alisson?

—Tu casa eres tú, soy yo, somos tus amigos. No esa construcción fría y de cementos en donde duermes cada noche, esa no es tu casa Evan, ese no es tu hogar.

—Yo no sé si pueda ver a mi madre a los ojos después de todas las mentiras que me dijo. ¡Se comportó peor que una niña de 12 años! No sé si pueda perdonarla.—respondió honestamente, con ese dolor regresando a su pecho.

—Pues creo que deberías hacerlo...todo lo que nos sucedió no es algo muy común que le pasa a cualquier persona de nuestra edad, pero podemos solucionarlo, podemos ser diferentes y seguir adelante.

—Ojalá fuera tan fácil como suena.—respondió sarcásticamente.

—Puede serlo, si tu quieres.—Evan le miró incrédulo, no esperaba que ella le dijera esas palabras, de hecho esperaba que estuviera diciendo cosas horribles de su madre, porque ciertamente, se las merecía.

—¿Que hay de ti? ¿Perdonaras a tu padre como si nada? ¿Vivirás con él como si lo que te hizo no tuviera importancia?

—Lo haré...¿y sabes por qué? porque tan solo tengo 16 años, porque no puedo vivir en la casa de Cloe para siempre, porque necesito terminar la escuela y porque así es la vida, es lo que nos toca.—él solo agachó la mirada mordiéndose el labio inferior.—Mira...tú tienes una mamá que te hizo cosas horribles, pero también sé que tú eres lo único que ella tiene, no miremos las cosas superficialmente, hay que hacerlo con lógica si ella hizo eso, fue por una razón, tal vez ella te necesita más de lo que te imaginas.

—¿Me necesita? ¿Por eso me iba a enviar a un internado muy lejos de ella?

—No me refiero a eso, quise decir que te necesita para mejorar, necesita tu ayuda para comprender que lo que hizo no esta bien, no es por ofender en ningún sentido, pero una persona que hizo algo así no esta bien en ninguno de los sentidos posibles.

Evan guardó silencio porque todo estaba sucediendo demasiado rápido y tenía mucho que pensar y porque no quería hablar más de ese tema, solo quería abrazar a Alisson, cerrar los ojos y quedarse dormido porque desde hace meses que no dormía más de 5 horas seguidas. Se sentía exhausto. No supo cuanto tiempo se quedó pensando, ni cuanto tiempo ambos chicos estuvieron caminando sin rumbo fijo, y con las maletas de Evan arrastrando que, afortunadamente no eran demasiadas.

—Mira...¡Es el auto de Ian!—Alisson le trajo de vuelta a la realidad tirando de su mano y luciendo entusiasta.

—Si que lo es.—le respondió con una sonrisa, el auto se estacionó justo al lado de ellos, y todos sus amigos bajaron rápidamente.

—Que bueno que regresaron por nosotros, estoy segura que estaba a punto de comenzar a llover.—comentó Alisson, luciendo feliz y corriendo a los brazos de su amiga, mientras todos se abrazaban como si no hubiera un mañana, como si no se vieran desde hace años, y de alguna maneran resultaba ser así.

—Con la suerte que te cargas rubia, no me sorprendería que comenzara a nevar en cualquier momento.

—No me lo recuerdes.

—¡Vamos suban! —les apresuró Ian quién era el único que no se había bajado del auto, y quién—afortunadamente—se encontraba ahora conduciendo.

—¡Ian! —gritó Alisson feliz, le sonrió con gratitud y todos se acomodaron en los asientos traseros del auto.

—Prometo no enfadarme porque robaron mi auto pero por favor digan que ya todo está solucionado.—los dos chicos se miraron cómplices y sonrieron.

Amor adolescente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora