Marca.

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-> Leer primero el one-shot Not bad, antes que este capítulo.

El pelinegro con suerte logró entrar en su casa antes de sentir como perdía todas las fuerzas de su cuerpo. El esfuerzo que había hecho para llegar a su hogar y no devolverse a devorar al menor, le había agotado demasiado, tanto física como mentalmente.
Su cuerpo estaba sudoroso y afiebrado, además de los escalofríos que estaban empezando a darle.
Sabía que los síntomas habían comenzado durante el medio día y creyó que lo mejor sería ocultarse en aquel almacén, hasta que toda persona de la escuela se marchara y nadie corriera riesgos por su culpa.
Más nunca pensó que el lindo omega entraría justamente donde él se encontraba, metiéndose directamente a la boca del lobo. En ese caso, él.

Menos mal logró controlarse, o al menos lo intento. La marca que tenía ahora el cuello del rubio, le estaba llamando.
Sabía que cuando se marcaba a alguien no debían separarse por las primeras horas, ya que el lazo al estar reciente, podría provocar angustia y molestia en la pareja. Pero nunca pensó que sucedería lo mismo con él, a pesar de que la unión estaba a medias y eso le estaba produciendo demasiada ansiedad al no tener al pequeño a su lado.

No podía ser el peor momento para que justo le diera su celo, justo cuando Jimin también tenía el suyo. Era como si algo estuviera buscando por todos los medios unirnos. Aunque no se quejaba, simplemente le parecía increíble que esto le sucediera a ellos.

La última vez que había tenido su celo, había sido justamente hace seis meses y poco tiempo después se había vuelto amigo del omega, pero ahora era todo muy distinto. Le picaba la nariz de solo querer sentir aquel aroma a vainilla cerca, deseaba respirarlo y que inundara cada parte de su ser. Había sido un milagro que se controlará tanto luego de marcarle y además besarlo. Dios, le había dado un beso tan repentino y fogoso, que si hubiera sido por él lo hacia suyo en plena calle, sin importarle nada ni nadie.
Por una parte agradecía que el omega haya escapado como siempre, alegrándole por primera vez que lo hubiera hecho.

Pensaba que lo mejor sería darse un baño con agua fría y averiguar si amarrarse o no a la cama. Lo más seguro que debería hacer, era amarrarse a algún pilar de la casa. Si tenía que llegar a esos extremos para no hacerle nada a Jimin, lo haría.

— ¿Hyung? – se asomó una cabeza castaña por el pasillo, viendo pasar a su hermano poco menos arrastrándose hasta su habitación. – ¿Estás bien? – preguntó y cuando su hermano mayor le miró, dejando más que evidente su estado, comprendió todo. – ¡Ay no! ¡Voy a llamar a Jimin y que se encierre en el sótano y no salga! - se burló.

— Idiota, ven a ayudarme mejor... – habló apenas sosteniéndose de la pared. Su respiración comenzaba ser agitada y nunca pensó que le cansaría tanto subir las escaleras de su casa.

— Tae me ha contado que Jimin también está en celos...Hermanito, no quiero ser tío tan pronto.  – se burló ocupando la misma frase que una vez le había dicho el mayor. Mientras pasaba un brazo por los del otro sosteniéndole, para no caer.

— Cállate...– susurró a penas.

— ¿Quieres algo? Tienes fiebre. Puedo buscar algo si quieres. Mamá y papá se han ido el fin de semana donde los abuelos... – le miró esta vez con preocupación.

— Rayos...– Murmuró. Pensó que al llegar a casa, su madre le hubiera podido explicar mejor las dudas existenciales que tenía respecto a lo que había pasado hace una hora.

Ambos hermanos entraron a la habitación del mayor y este se recostó en su cama. El cuerpo le pesaba y sabía que aún no venía lo peor, todavía no llegaba la parte en la que perdía toda noción del tiempo e iba por Jimin. Y quién sabe que es lo que le hacía. El sólo hecho de recordar su suave piel, ya le estaba poniendo mal.

Not bad at all ~ YM Where stories live. Discover now