Acostada en mi cama, rodeada por la oscuridad y la poca luz de la luna que entra por la ventana, comienzo a observar mi habitación. La nostalgia me golpea de inmediato al pensar en que tal vez nunca vuelva a estar en esa habitación. Mi futuro con mi familia es incierto, no sé si me van a aceptar después de esto, o si me van a repudiar como lo hicieron con mis tíos, me da miedo el que mi familia no me reconozca como uno de ellos, que mi padre y mi madre no me vean más como su hija porque al menos tengo la certeza de que Draco me seguirá considerando su hermana.

Entonces lo escucho. Algo se ha caído en la habitación de Draco. Agudizo mis oídos por si se escucha alguien más, pero después del ruido ocasionado por mi hermano, solo reina el silencio.

Es hora.

Con manos temblorosas saco la mochila que puse bajo mi cama hace algunas horas y la cuelgo en mis hombros. Me quito el anillo que ha estado en mi dedo anular desde mi graduación y lo dejo sobre la mesa de noche, no es necesario que lo lleve conmigo pues cuando mi familia despierte por la mañana, todo compromiso con los Higgs se habrá terminado.

Cuando abro la puerta de mi habitación, veo a Draco saliendo silenciosamente de la suya. Cuando su mirada se encuentra con la mía, ambos asentimos con la cabeza y puedo notar que sus ojos se comienzan a cristalizar.

Bajamos las escaleras sin decirnos nada, la luz de mi varita nos va alumbrando el camino para no tropezar, al mismo tiempo que voy bajando, se van cerrando las pequeñas cortinas de cada pintura para que no puedan ver nada.

—Hasta aquí llego yo —murmulla Draco cuando estoy a punto de abrir la puerta del recibidor.

Volteo hacia él y puedo ver una lágrima ya bajando por su mejilla.

—Te quiero, Draco —digo abrazándolo mientras siento como mis lágrimas comienzan a bajar también—. Muchas gracias por esto, gracias por comprender y lo siento si te decepcioné...

—No lo hiciste —responde y siento como niega—. Eres la mejor hermana mayor que habría podido tener...

Le doy una pequeña sonrisa cuando me separo de él.

—Prométeme que te mantendrás a salvo —le pido colocando mis manos sobre sus hombros.

—Tú promete lo mismo —me dice después de asentir con la cabeza.

—Lo haré.

Giro la perilla de la puerta y el fresco ambiente que hay en el exterior entra golpeando un poco mi rostro. Le lanzo una última mirada a mi hermano y luego volteo hacia el jardín y los varios metros que me quedan para salir de casa.

Draco detiene la puerta cuando yo la suelto, bajo los escalones y cuando mis pasos me llevan a mitad del jardín una voz en mi interior me dice que aún puedo regresar a mi habitación, que aun puedo olvidar todo lo que pasó en Hogwarts y seguir mi vida como estaba planeada por mi familia, pero otra voz más fuerte me repite una y otra vez que siga caminando y no me detenga.

La sombra del cuerpo de Draco se ve muy pequeña desde el otro lado del portón, mis manos aun temblando cierran la puerta correctamente y cuando levanto la mirada, Draco ya no se encuentra en el recibidor y la puerta que antes él detenía ya está cerrada.

Giro mi cuerpo y veo la calle desierta solo iluminada por la luz de las farolas. Ya no hay vuelta atrás. Tomo con fuerza los tirantes de mi mochila y dándole un último vistazo a mi casa, comienzo a caminar alejándome cada vez más del lugar.

El ruido de los grillos y de mis pasos es lo único que se escucha, volteo constantemente hacia atrás pensando que en cualquier momento mi madre me alcanzará pero cada vez que lo hago compruebo que estoy completamente sola.

Eternamente [Fred Weasley] [ETQME#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora