—¿Y tú qué haces aquí?

Jin soltó un gruñido y se puso en pie, sacudiéndose el césped de los pantalones.

  —Te lo dije el otro día, me da clases de Microbiología.

  —¿Y porqué mierda sigues aquí, SeokJin? Fuera de mi vista, me distraes.

  —Nam, deberías cambiarme la hermana —mi hermano me dedicó una última mirada exasperada y se alejó junto a su amigo, dejándome de nuevo sola para disfrutar de mi paz interior.

O eso tenía pensado. Tras unos segundos, mi mirada viajó unos árboles más allá, encontrándose con una cabellera castaña y rizada que me quitó todo el interés por estudiar. Aquella chica se encontraba tumbada sobre la hierba y sostenía un pequeño libro de bolsillo en sus manos, el cual leía con tanto interés que ni siquiera se inmutó de mi incesante mirada. Sus facciones eran finas, adornadas por una pequeña nariz y unos ojos azulados similares al color del cielo. Me quedé anonadada por su belleza, debatiéndome entre si debía acercarme o no. 

Sin perder ni un minuto, recogí todos los apuntes y el libro de Bioquímica y caminé tranquilamente hasta ella, plasmando una suave sonrisa en mi boca en cuanto sus ojos hicieron contacto con los míos.

  —Es raro ver a alguien por aquí un día como hoy —observó en silencio cómo me sentaba a su lado y sin más, sus labios se curvaron sonrientes ante mi comentario.

  —Sí —apartó su bolso para dejarme más espacio y cerró el libro tras memorizar la página por la que se había quedado—. Soy Samantha, ¿y tú?

  —Brooke, encantada.

Asintió suavemente con la cabeza, pero pronto pude sentir la curiosidad reflejada en sus ojos.

  —¿Puedo preguntar qué estudias? —sonrió, analizando mi rostro.

  —Estoy en primero de Medicina —señalé divertidamente mis apuntes repletos de fórmulas y pregunté:— ¿Y tú?

  —Quinto de Ciencias Políticas.

Arqueé las cejas, pues aquella rama era la última que aparentaba estudiar. No quería dejarme llevar por las apariencias, pero me estaba preparando para escuchar algo como Bellas Artes o Educación Infantil; la delicadez de su figura transmitía frescura.

  —Entonces, estás en tu último año —asintió tras mis palabras, inclinando su cabeza levemente hacia un costado.

  —¿Porqué estás aquí en vez de estar con tu familia o amigos? No debe ser muy divertido.

  —El director nos mandó a otro chico y a mí a limpiar toda la Universidad, aunque tuve suerte y encontré a alguien que hiciese el castigo por nosotros —me encogí de hombros, fingiendo algo de desinterés en la conversación—. El director es un idiota.

La carcajada fuerte que soltó la chica me tomó por sorpresa y la observé aturdida mientras trataba de recobrar la compostura. Sus rizos perfectos se habían sacudido debido al movimiento de cabeza, balanceándose de un lado a otro.

  —¿Qué es tan gracioso? —pregunté sin entender muy bien qué le hacía tanta gracia. Su sonrisa entonces comenzó a disiparse y clavó sus orbes en mí, borrando todo rastro de felicidad.

  —¿Sabes quién soy yo?

  —No.

  —La hija del director.

Bien. Perfecto. Eso no me lo esperaba.

Una sonrisa floja salió de mis labios y lentamente me levanté del suelo, sacudiéndome los pantalones con suavidad como si no quisiese llamar mucho su atención. Entonces, sin poder evitarlo, esta vez fui yo la que comenzó a reírse sin control, riéndome por no llorar y maldecir la mala suerte que me perseguía.

Trillizos Park. - btsWhere stories live. Discover now