Capítulo 2. Sorpresa. ¿Volvemos a casa?

1.6K 88 10
                                    


Christine

Hogar, dulce hogar. 

- ¡Ya estoy en casa! - Avisé nada más abrir la puerta de la entrada. Un olor llegó a mis fosas nasales haciendo que mi estómago empezase a rugir. Mientras cerraba la puerta, empecé a oír las pisadas de Roxy atravesando la casa para venir a saludarme, moviendo la cola a máxima velocidad. A pesar de que los años pasaban, ella seguía igual de vital que siempre.

- ¡Pero bueno! ¿A quién tenemos aquí? Si es mi perrita preciosa- Me agaché y la seguí saludando, sin ni siquiera quitarme el abrigo o soltar el bolso. Amaba cuando Roxy venía a darme la bienvenida a casa. Ella seguía sin parar de mover la cola, como si hiciese dos años que no me veía, y yo pues le rascaba detrás de las orejas. Cuando levanté la vista una vez que Roxy se calmó un poco, vi a Seth mirándome desde el final del pasillo con un paño limpiándose las manos. 

- Hola- Me saludó.

-Hola - Respondí, sonriendo. Llevaba años con Seth, pero siempre sentía las mismas cosquillas en el estómago cuando nuestras mirabas se cruzaban. Me incorporé y me quité el abrigo, colgándolo en el perchero de la entrada. Solté el bolso en el pequeño recibidor y me dirigí hacia Seth, que seguía esperándome a la entrada de la cocina. - ¿Has hecho la cena? 

- Sí, me lo he currado. He salido antes de trabajar y llevo como dos horas cocinando. - Cuando llegué hasta él, se agachó lo suficiente como para que yo pasase mis brazos alrededor de su cuello y me levantó, agarrándome por la cintura. Me besó, de la manera que siempre lo hacía, lento, apasionado, transmitiéndome todo aquello que no hacía falta decir, y que aún así, me decía. 

- No me puedo quejar de futuro marido. Limpia, cocina... todo lo hace bien. - Comenté, bromeando una vez que nos separamos. Seth me miró, enarcando una ceja. Había entendido el doble sentido de la frase. 

- Así es, futura señora de Clearwater, pero me temo que si no nos damos prisa, la cena se va a enfriar.

Puse los ojos en blanco y bufé. Llevé mis manos hasta los botones de su camisa y empecé a desabrocharla con parsimonia.- ¿A quién le importa la comida ahora? 

- Eh, eh. No. - Seth apartó mis manos con delicadeza y sin dejar de sonreír - No me he pasado dos horas cocinando para que se enfríe. Vamos, luego habrá tiempo para eso. - Y aunque le puse cara de corderito degollado, no sirvió para nada. Me condujo hasta la cocina y entonces pude ver el trabajo de las dos últimas horas. 

La cena estaba servida en la pequeña mesa de madera adornada con velas y peonías rosas y blancas por todos lados. Me quedé sin palabras. Me acerqué a la mesa y cogí una flor, me la llevé a la nariz y la olí, y sin poder evitarlo, una lágrima se derramó por mi mejilla. Fui a limpiarla pero Seth que se había posicionado a mi lado, me detuvo y la limpió él mismo.

- ¿Por qué lloras?- 

Me encogí de hombros - De felicidad. Todo esto es tan bonito... ¿qué celebramos? Dime que no me he olvidado de alguna fecha importante. 

Se echó a reír y yo me uní a él, todavía con la duda en mí. - No, no te has olvidado de ninguna fecha y tampoco celebramos nada en concreto. Simplemente se me apetecía que tuviésemos una velada romántica. Celebramos... pues que estamos juntos, que somos felices... ¿hace falta un motivo para celebrar? - Le abracé por la cintura, mi nariz rozaba la piel allí donde mis dedos inquietos habían hecho de las suyas desabotonando la camisa e inspiré su olor. Todos los días de mi vida agradecía por tener a Seth a mi lado. - Venga, vamos a cenar. Estoy impaciente porque pruebes mi pollo al horno con verduras y patatas. 

La cena transcurrió tranquila, entre roces, miradas, conversaciones sobre temas triviales y sonrisas. Debía reconocer que a Seth no se le daba nada mal la cocina, y que era un chico bastante aplicado: me ayudaba en todo lo que podía en más, el peso de los quehaceres del hogar no recaían solo en mí, sino que nos los repartíamos y si eran cosas que podíamos hacer juntos, mejor que mejor. No era algo raro que me esperase con la cena hecha o con la bañera lista. 

Después de discutirlo durante un rato, Seth accedió a que yo metiese las cosas en el lavavajillas ya, como le argumenté, él había hecho la cena y eso me tocaba a mí. Mientras tanto, le propuse que buscase una película y preparase palomitas. Recogí la mesa con Roxy rondando por los alrededores por si acaso y por arte de magia, el muslo de pollo que había sobrado salía flotando hasta su boca. Guardé el pollo que había sobrado en una fiambrera y metí los platos y cubiertos sucios en el lavavajillas. Seth puso las palomitas ya hechas en un bol y se dirigió al salón. Le escuchaba trastear con los DVDs, conociéndolo, cogería una película de miedo; pero ¿quién soy yo para quejarme cuando eso significa tener una excusa más para estar acurrucada junto a él? Cogí una botella de vino y dos copas y salí de la cocina. Roxy, resignada al ver que no iba a conseguir nada, se había tumbado en la alfombra, cerca de la chimenea. Cuando pasaba por la ventana miré hacia afuera, la noche había caído por completo y la lluvia amenazaba con caer. Echaba de menos el clima de Forks, pero también me gustaba este, me recordaba a mi infancia, cuando mi padre aún vivía. Suspiré, sabía que él estaría orgulloso de mí, en lo que me había convertido. Me senté al lado de Seth, que apartó la manta y esperó a que me acomodase para pasarla por encima de mis piernas y colocar el bol de palomitas encima de mí. 

La película al principio me dio miedo, pero llegó un momento en el que Seth hacía comentarios que me hacían reír. ¿Pero no lo estás viendo? Si es que se le escucha desde la otra punta de la casa. Claro, nada mejor que preguntar quién hay ahí para que te respondan "Hola, soy un asesino que viene a matarte" . Me divertía mucho verle tan alterado porque la película era muy previsible. Para cuando la película estaba llegando al final (o eso intuía yo por los gritos de la protagonista) Seth y yo apenas le estábamos prestando atención y las palomitas que habían sobrado estaban a esas alturas desperdigadas por el sofá. Sus manos viajaban libres por mi espalda, desnuda. Su tacto cálido me provocaba, en contraste con el ambiente frío del salón, escalofríos. La chimenea hacía un rato que se había apagado, excepto algunas pequeñas llamas dejándonos casi en completa oscuridad. Mis labios dejaban un reguero de besos allí donde se posaban. 

Entonces, mi teléfono móvil sonó, haciendo que nos separásemos. Nos miramos durante un segundo. Era muy tarde. ¿Quién llamaba a esas horas? Estiré el brazo hasta la mesa y cogí el teléfono. Renesmée. Seth, que también había visto quién estaba llamando, me miró con gesto preocupado. Descolgué después de aclararme la garganta.

- ¿Renesmee? 

- Christine. Hola. ¿Os he despertado? - Su voz se escuchaba un poco ronca. Puse el manos libres para que Seth también la escuchase. Por su tono... no debía ser algo bueno. 

- No, qué va. No te preocupes. Estábamos viendo una película - Miré a Seth de reojo. - ¿Qué pasa? ¿Le ha pasado algo a Bella? 

- No. No ha pasado nada. Bueno... sí. - Hizo una breve pausa - Pero no a ella. Es... - suspiró - es... creo que estoy embarazada, Christine. 



N/A: ¡Hola chic@s! Después de varios meses, vuelvo a estar por aquí. Disculpad la enoooorme tardanza, pero estoy de exámenes finales. (¡me gradúo en menos de un mes!) y no he tenido tiempo para nada. Pero quería sacar un ratito para escribiros un pequeño capítulo y que no creáis que me he olvidado de la novela. 

Gracias por todo el apoyo que recibo casi a diario, lo aprecio muchísimo, de corazón. 

Me gustaría que me digáis en comentarios cómo os imagináis a Christine y si tenéis alguna actriz en mente, mejor que mejor. Ya que quiero hacer una nueva portada con fotos de los protagonistas pero no se me ocurre a nadie para hacer en el papel de Christine. También quiero que me digáis qué os parece este nuevo capítulo que viene cargadito de sorpresas! 

En cuanto pueda, volveré a actualizar. 

Gracias por todo, Eva. 

I only see you [SethClearwater] 1ª y 2ª TEMPORADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora