Capítulo 10

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Seth’s POV

Ese día me había levantado más tarde de lo que me gustaba levantarme normalmente porque la noche anterior había estado de guardia. Antes de bajar siquiera a desayunar me metí en la ducha para refrescarme. Notar el agua cayendo en la cabeza me hizo sentir mejor, estar de guardia era agotador, me había pasado casi toda la noche fuera de la casa de Christine,  lo único que me consolaba era saber que estaba más cerca de ella de lo normal. 

 Aunque cada vez estaba más seguro de mis sentimientos, una parte de mí se sentía confusa.¿ Sería correspondido? ¿Lograría alguna vez que Christine se enamorase de mí? ¿Y Bárbara? ¿ Qué iba a pasar con ella? No es que me gustase, pero si la dejaba no quería herir sus sentimientos… Me sentía confuso pero a la vez seguro. Con esos pensamientos salí de la ducha. Cuando me estaba terminando de poner las zapatillas escuché un coche aparcar delante de la puerta, y cuando mi madre abrió la puerta  supe que se trataba de ella. Me puse nervioso, recogí el cuarto de baño lo más rápido que pude y bajé las escaleras casi sin tocarlas. Me la vi de espaldas, frené a centímetros de ella, en ese momento, se dio la vuelta y noté cómo mi corazón se iba acelerando y cómo un cosquilleo me recorría las manos y el estómago. Estaba preciosa, perfecta, sus ojos eran como una telaraña para mi pues no podía escapar de ellos. 

-Siento si te he asustado- Dije. La voz me había salido como un susurro, ese momento era tan perfecto para mi que no quería que ni siquiera el ruido lo perturbase

- No..no pasa nada. Estoy bien. – Sonrió. Y me sentí feliz, me sonreía a mí. Escuché como mamá se acercaba, aproveché que Christine se había vuelto al escuchar los pasos y me alejé muy a mi pesar de ella. 

- Hasta que por fin te levantas. Me dijo mamá, por el rabillo del ojo vi que Christine había vuelto su vista a mi. 

- Ya llevo un rato despierto mamá, acabo de salir de la ducha .- La miré y ella estaba  me “echando” un vistazo. Me miré con la intención de descubrir qué era lo que le había hecho esbozar una pequeña sonrisa. Entonces me di cuenta, íbamos vestidos del mismo color, le sonreí, sintiéndome feliz por haber coincidido en eso- Lo que pasa es que he olido comida y tú sabes cómo soy yo…

-No tienes remedio – Me “regañó” mamá- Por cierto, ¿sabes si tu hermana está arriba? 

- No está, mamá. Por lo que sé la señora Peeves la llamó desde la tienda que les había  llegado dos pedidos con antelación y necesitaba su ayuda, y supongo que no volverá hasta la tarde.-  

Christine suspiró– Bueno, pues entonces será mejor que me marche.- Vi que tenía intención de irse, y me puse nervioso. ¿Cómo iba a dejar que se marchase? Si cada segundo que pasaba alejada de mi me dolía, necesitaba pasar tiempo con ella, saber sus gustos, lo que no le gustaba, su canción favorita, su número favorito, la comida que más le gustaba, quería saberlo todo, y -Ey, Chris.¿Ya te vas? – La agarré con delicadeza del brazo para evitar que se fuese, el contacto de su piel tibia hizo que me pusiera rojo, que me temblasen las piernas.

- Sí, había venido a buscar a Leah y a preguntarle si le apetecía comer conmigo, pero visto que no está…- Me mordí el labio, me moría por preguntarle si quería comer conmigo, pero… no me atrevía, pero era una oportunidad que no podía perder

- Bueno, si no te importa…yo podría ir contigo a comer.- No me contestaba nada. Mierda Seth, ya la has cagado, está claro que no quiere comer contigo. Discúlpate e intenta actuar con normalidad.- No quiero incomodarte, en serio, lo siento- Me apresuré a decir

- Me encantaría comer contigo- ¡Dios Dios Dios que ha dicho que sí!  Mi fuero interno gritaba, si Christine no estuviese mirando me pondría a bailar -Voy a avisar a Renée. –Se fue al salón a avisar a su madre y yo corrí escaleras arriba para coger mi chaqueta y las llaves de la moto. Bajé corriendo otra vez,  deseoso de partir y pasar un rato a solas con ella

Alcancé a escuchar la respuesta de Reneé  pidiéndole que no volviese muy tarde.- No te preocupes Renée, la traeré de vuelta pronto.- Salimos de casa y ella esperó mientras yo sacaba la moto de su aparcamiento, me puse uno de los cascos y le pasé el otro, me subí y esperé a que subiese detrás, noté cómo me agarraba de la cintura– Agárrate pequeña.

Arranqué, ir en moto era como estar en fase lobuna, sentir el viento en la cara me hacía sentir libre. En unos 40 minutos estábamos en Forks, paramos en un estacionamiento en una de las calles principales  y le ayudé a bajar de la moto.

-¿ te gusta la comida mexicana?- Le pregunté – Sé de un restaurante bastante bueno de tacos.

- mmm- Dijo pensativa- La verdad es que nunca los he probado, pero si tú me aseguras que están buenos, me fiaré de ti.- Me contestó.

- ¿ Y cómo sabes que no te mentiría? – Pregunté, caminando a su lado. Se quedó callada, pensando una respuesta.

- No sé…- me miró- no pareces el tipo de chico que miente. Aunque tampoco me hagas mucho caso, no he conocido a demasiados chicos en mi vida..- Sonrió. Me sonrojé levemente, feliz de que pensase que yo no parecía un chico mentiroso. Llegamos al restaurante, el cual no estaba demasiado lleno, pasamos dentro y nos sentamos en una mesa. Al poco tiempo llegó el camarero y nos atendió. Mientras esperábamos a que la comida llegase le pregunté por su anterior vida.

- ¿dónde vivías antes de llegar a Forks?- Pregunté, me miró pensativa dos segundos 

- En Vancouver, pero sólo estuve ahí 4 meses, y la verdad me alegro porque hacía también mucho frío allí, y no me gusta el frío, bueno, no me gusta tiritar, hace que me duela la espalda- Bajó la vista, sonriendo un poco avergonzada por su comentario. En ese momento llegó el camarero con nuestra orden: Quesadillas, Tacos y Fajitas de pollo. – La verdad es que huele muy bien

- Pues entonces espera a probarlo- Comenté. La comida transcurrió entre risas y rancheras. Descubrí que a Christine le gustaba mucho la música, la tranquilidad y que sabía hablar a parte del inglés español, italiano y francés.   También que no tenía apenas amigos porque siempre se estaba mudando y prefería no relacionarse demasiado. 

  Cuando terminamos de comer, por cierto, comida que Christine se negó a dejar que yo la invitase, nos fuimos a dar un paseo por un parque que no estaba muy lejos de ahí y que era muy bonito. Ahí seguimos hablando y conociéndonos, y cada segundo que pasaba me gustaba más. Tenía todo lo que yo siempre había buscado en una chica y no sólo eso, sino que era especial. Mientras paseábamos nuestras manos se llegaron a rozar varias veces, y yo me moría de ganas por cogérsela. 

Vamos Seth, cógela de la mano, si lo estás deseando- me decía  mentalmente. Y finalmente en un acto de valentía extrema, lo hice. Bueno, no directamente, pues no sabía si ella quería, estábamos sentados en un banco del parque y sus manos descansaban sobre sus piernas.  Le aparté el pelo de la cara y se lo coloqué detrás de la oreja, y rozando su mandíbula y brazo, llegué hasta su mano, la cual lentamente cogí, estaba tibia, y muy suave. Entrelacé lentamente nuestros dedos, a lo que ella también respondió, la miré y estaba sonriendo, y entonces sonreí yo también. 

 Y a partir de ahí no le volví a soltar de la mano,  a regañadientes la llevé hasta su casa puesto que ya estaba por anochecer y le dije a su madre que la llevaría temprano a casa. 

 Bajamos de la moto y ella me pasó el casco.- Me lo he pasado muy bien, Seth. Gracias por ir conmigo a comer…y por el paseo. 

-De nada, gracias a ti por dejar que te acompañase, yo también me lo he pasado muy bien. ¿ Te gustaría repetir un día de estos?

- Claro, me encantaría- Me sonrió. – Bueno,  supongo que mañana puede que nos veamos, si Reneé va a tu casa, ¿vale?  - Asentí sonriendo.  Y entonces se acercó lentamente, cuando estuvo a menos de un metro de mí se puso de puntillas ya que era más baja que yo. Yo incliné la cabeza y me dio un beso en la mejilla. Cuando estaba a punto de separarse le tomé la cabeza delicadamente. Durante unos segundos nos miramos a los ojos, mi mirada se posó sobre sus labios, que estaban entreabiertos y que para mi eran extremadamente apetecibles. Me iba acercando lentamente, y  cerré los ojos, ya podía notar su aliento en mi cara. 

 Nuestros labios estaban rozándose cuando….

I only see you [SethClearwater] 1ª y 2ª TEMPORADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora