Capítulo 6

6.8K 639 387
                                    

Aún con Johana reposando en mis brazos, pude ser capaz de avanzar hacia el lugar en donde Lizzeth esperaba ansiosa a que llegásemos.

Donato, Hernán y Angélica me siguieron para observar el pasillo donde la sangre estaba esparcida por el suelo. Me provocó un escalofrío el observarla derramada, casi todo el suelo estaba teñido de rojo. El líquido comenzaba a mis pies y finalizaba en una puerta entreabierta que se ubicaba al fondo. De ahí provenía la sangre.

—¿Qué estará del otro lado? —Preguntó Lizzeth. Observé sus grandes ojos marrones, iluminados por el terror y la nostalgia. Había cambiado, la mayoría había cambiado al entrar aquí y observar la primera muerte, había cambiado al enterarse de que uno de sus familiares —o dos en el caso de Iván— habían fallecido. Cristy ya no era la misma mujer fuerte de hace unos momentos atrás, estaba preocupada por su hermana y arrepentida por Dalila. Lizzeth intentaba demostrar una actitud positiva pero los recuerdos la invadían.

—Debemos atravesar este charco para saberlo —contestó Donato. Ese hombre, con la preocupación y la pérdida encima continuaba fuerte al igual que Iván. Admiraba a ambos por su valentía y su fortaleza. Angélica había dicho que Iván fue una persona esencial para llegar con nosotros y el duro hecho de perder a sus padres lo había cambiado totalmente. Estaba alejado en el inicio del pasillo. Sentado con sus rodillas levantadas con Neus y Melissa a un lado. Donato Volvió su mirada al frente y observó con detenimiento la puerta—. Temo que del otro lado pueda estar el cuerpo de mi madre colgado o descuartizado. Patricio puede ser capaz de cualquier cosa con tal de hacernos sufrir.

—Iré yo —comuniqué.

—Yo te acompaño —ofreció Hernán. Asentí.

—Voy con ustedes —dijo Donato—. Y que me encuentre con lo que tenga que encontrarme.

—¿Seguro Donato? —Le pregunté, él asintió—, sería mejor que permanecieras aquí, no quiero pensar lo peor pero en este caso debo hacerlo, tu madre puede ser alguien que esté del otro lado. Podemos prepararte en caso de que sea así.

—Vi a mi hermano morir aplastado por una roca —contestó—, puedo soportar ver a mi madre del otro lado.

Asentí, no iba a insistir más en las acciones de Donato. Iván apareció por mi lado y extendió sus manos indicando que le proporcionara a Johana.

—Yo la cuido —se ofreció—, no se preocupe por ello. Esta mujer es tan bella como lo era Mariana. Casi son idénticas.

—No conocí a Mariana —contesté mientras que con cuidado le entregaba el débil cuerpo de Johana—, pero supongo que realmente era bella. Adelante, y por favor muchacho cuídala mucho.

Se la llevó y entonces avancé primero dejando a Donato tras de mí quien a su vez dejaba a Hernán tras él. La sangre en el suelo formaba un sonido burbujeante al ser presionada por nuestros zapatos y levantarse de su lugar. Las suelas de mis tenis eran blancos y ya deberían permanecer manchadas por un largo tiempo. Me detuve antes de abrir la puerta, por la ranura formada no pude ver nada más que oscuridad, pero escuchaba algo más. Eran suspiros, suspiros acelerados. Parecían de una persona que estaba por morir, quizá era la madre de Donato. Lo observé a él y él aterrado me regresó la mirada. Sabíamos que teníamos que prepararnos para lo que fuera que estuviera del otro lado de la puerta.

Comencé a abrirla con cuidado, no estaba dura, se abrió con facilidad, fue entonces cuando los suspiros callaron por un momento y todo quedó en un silencio aterrador.

Busqué un interruptor para la luz pero no encontré nada, fue entonces cuando las lámparas incandescentes se reflejaron en mis ojos, la persona dentro había encendido las luces. 

Sanatorio (#3 Hospital)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora