Capitulo 23

9.5K 753 30
                                    

POV Christian

Sin duda que los padres de Anastasia son maravillosos. Ayer tuve el placer de conocerlos, y he quedado impresionado por su humildad, y el amor que le tienen a su hija. Siento un poco de envidia, pero al recordar que también tengo a Grace quien me mira con la misma devoción que Carla observa a Ana, me hace sentir afortunado y culpable. Afortunado de tener a una mujer excepcional como Grace de madre, y culpable por no decirle lo mucho que la amo y la admiro.

-¿Que piensas?- Ana interrumpe mis pensamientos.

-En lo mal hijo que he sido con Grace.- contesto agobiado.
-
No creo que seas mal hijo. Eres un hombre maravilloso.- ella me sonríe.

-Te ha quedado muy bonito todo esto.- Anastasia ha dejado muy bonito mi comedor, que nunca había sido ocupado. Hasta hoy...

Observo una vez mas la gran mesa, adornado con dos arreglos florales, copas de cristal, para el vino, el champán, y el agua, velas. Todo está perfecto.

-Mi mamá me ayudo.- contesta con modestia.

Esta noche celebraremos mi compromiso con Ana, ademas que por fin el hermano de la mejor amiga de mi esposa, esta libre.

-¿Cuantos seremos?- Pregunta.

-Mi mamá, mi hermano, tus padres, tus amigos, por que dudo mucho que mi hermana venga.- no creo que Mía se aparezca por aquí.

El que me confirmó que si vendría es Elliot, espero no incomodar a mi madre, no le he dicho nada.

-Entonces, seremos ocho personas.

-Ok. Para la cena les ofrezco: una deliciosa sopa de cebolla con crutones de pan; como entremeses confitura de pato y foi gras; de plato fuerte, pechuga de pollo a la cordon blue con puré de patatas, verduras salteadas y macarrones con queso; y de postre, pastel de chocolate y capuchino.

-¡Wow! Suena delicioso, pero yo quiero de postre otra cosa...- susurro cerca de su oído. Ella sabe que parte de su anatomía me gusta saborear.

-¡Christian!- Me regaña más roja que un tomate.

-Perdón por la interrupción, pero Ana, ¿Ya decidiste que vino servirán esta noche?- Pregunta mi suegra.

-Eh... si, Sancerre y Pignot Griggio.- contesta Ana, nerviosa

-Mi favorito.- murmuro.

-¿Crees que a tu madre le guste todo esto, Christian?- Pregunta mi suegra.

-No se preocupe, mi mamá es una mujer sencilla. Le encantará.

-Eso espero. Lo que menos deseo, es llevarme mal con mi Consuegra.

-No se preocupe, no pasará... y ahora yo me iré a cambiar de ropa.- le doy un casto beso a mi Ana.

Me visto con mi traje negro, camisa blanca, corbata negra. Guardo la cajita con el anillo de oro blanco de dieciocho kilates, con una hermosa piedra de zafiro rodeada de pequeños diamantes blancos.

-¡Pero que guapo!- dice Anastasia, y me recorre con la mirada.

-No me mires asi.

-¿Así, cómo?- Finje inocencia.

-Ana...- siseo nervioso.

-Después jugaremos... tu mamá ya llegó.

-¿Que? Debo decirle que Elliot vendrá esta noche.

-Ve a conversar con ella, ya le presenté a mis padres, y ahora yo me cambiaré.- me da un beso.

Llego al salón, y me sorprendo gratamente al ver a mis suegros y mi madre conversando amenamente.

UN ÁNGEL ENTRE MIS SOMBRASWhere stories live. Discover now