Bonus

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Todo marchaba bien, después de su matrimonio nada había cambiado, excepto que cada uno llevaba una argolla en su debo significando que compartían el resto de su vida con una afortunada persona.

Un día, unos meses después de su boda y al ya estar en su hogar, Izuku cayó repentinamente en cama.

Su fiebre no disminuía al pasar de los días, no podía mantenerse de pié, ya que se mareaba y perdía el equilibrio con facilidad.

Desesperado, el rubio cenizas contactó a sus padres para pedirle ayuda, los cuales al enterarse del estado del adorable peli verde ordenaron traerlo al castillo, con ayuda de los amigos de Katsuki. Al ver que podían hacer poco para ayudarlo, llamaron a los padres de Izuku, los que con la ayuda de un guardia con la especialidad de teletransportarse, los trajo en un abrir y cerrar de ojos.

Inko lloro al ver como su pequeño se quejaba por la intensa fiebre y como Yagi pesaba en lo que podía hacer. Llegaron a la conclusión que la única persona a que le tenían suficiente confianza era a la curandera, la que trato a su hijo desde pequeño.

Sin esperar un minuto, el chico explosivo salió en su búsqueda, ya que el quink del guardia tenia limitaciones.

Montado en su fiel compañero, sin importar la tormenta que se había desatado en las alturas, el rubio cenizas llego al día después a la pequeña cabaña de la anciana que se encontraba escondida entre los inmensos robles.

La puerta del hogar casi se cae por los fuertes golpes de llamada. Chiyo al verlo todo empapado y al fijarse en su mirada de desesperación se imagino lo peor. Tomo unas cuantas cosas para partir donde estaba su paciente.

Llegaron pasada la media noche, caminaron por los largos pasillos del palacio, deteniéndose en el cuarto del fondo.

Al abrir la puerta, notaron que el menor había empeorado.

-Ha despertado por unos momentos- dijo la madre del menor- Le hemos dado algo de comer pero empezó con nauseas y vómitos- las lagrimas en sus ojos se acumuladas.

-Salgan todos de aquí- ordeno la anciana.

Todos los presentes la quedaron mirando, pero nadie reclamo. En silencio se retiraron y sacaron a Kacchan a la rastra.

-Pequeño- susurro la curandera pasando un paño húmedo por la frente ajena.

-Curandera- hablo con voz baja el pecoso- ¿Qué me pasa?- pregunto con gran cansancio.

-Lo averiguare- respondió con una sonrisa.

La mayor ayudo a Izuku a sentarse en la cama para revisarlo, superficialmente el cuerpo estaba en perfectas condiciones, pero en su interior podían pasar varias cosas.

Lo examino con sus manos, captando cada anomalía en sus órganos internos.

Hizo un grito de sorpresa que alarmo al peli verde.

-Esto no puede ser- susurro la anciana mirando impactada al menor.

-¿Qué pasa?- pregunto con miedo.

Afuera de la habitación reinaba la preocupación, ya hace más de dos horas que habían salido al pasillo, la espera lo estaba matando.

Katsuki ya impaciente, se acerco a la puerta con la intención de abrirla, pero antes de lograr su cometido, esta se abrió, mostrando a la curandera.

-¿Como esta Deku?- pregunto su esposo rápidamente.

-Descansando, le di unas hiervas para la fiebre- cerró la puerta detrás de ella- Hay que dejarlo dormir- miro a los presentes- Tenemos que hablar- otra vez nadie la cuestiono.

En el amor y en la guerra [COMPLETA][KatsuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora