Capítulo 8 ✔

4.1K 249 7
                                    

—Estas enojada Abby—la dulce voz de Kat le resultó realmente molesta, pero ella seguía hablando con ese timbre de voz.—Abby no te enojes es por tú bien.—la determinación en esas palabras hizo que casi la golpeara ¿cómo qué por su bien? eso no era nada por su bien. ¡Nada! Solo nada.

—No tenías derecho.—reprochó Abby.

—Claro, tienes toda la razón, pero que no lo ves, así saldremos de dudas.—canturrió.

—¡Dudas!—gritó—qué dudas mujer. Yo podría, pero ¿y tú? Cuales serían. Eh dímelo. ¿Cuáles?

—No te alteres Abigail. -riño- Tus dudas están con el señor Quites—Abby dejo pasar ese error otra vez, ya no le veía sentido —pero las mías son con el primo de él. ¿No crees que le joven Quites es demasiado cercano a mi? yo no lo conozco aunque se me hace un hombre muy caballeroso. —terminó Kat por hablar y Abby se regañó. En eso tenía razón su despreocupada amiga, pero lo que no entendía aún era la cercanía de Athon con Kat. Tenía que saber de que hablaron.

—Entonces que te dijo Athon en Suministros.

—¿Ah? Eh sí. El señor Quites me dijo que quería una cita contigo ¿por eso es todo esto?

—¿Qué? Pensé que fuiste tú de la idea.

—¡No! yo nunca haría algo así. ¡Espera! Espera, tú pensaste que fui yo la que organizo la doble cita. —Kat medio gritó y frenó el carro de un golpe, ambas se inclinaron hacia adelante por el frenazo. Kat miró con rencor a su amiga y destrabo la puerta.

—Baja —gruñó Kat. Y ella abrió mucho los ojos—. He.Dicho. Baja.—lentamente las palabras susurradas repartieron escalofríos en Abby, Kat estaba furiosa. Nada más que eso.

—E-espera no me puedes dejar aquí ¿verdad?—susurró algo nerviosa y tartamudeando un poco.

—Haré lo que me plazca, Abigail. Solo con pensar así de mi es, es... ¡inaudito!—estalló la rubia. Abby apenas se bajo del vehículo y Kat se fue.

Abby se quedo ahí viendo el polvo del jeap de Kat dejaba y eso la mantuvo un tiempo en estupefacción, cuando cayó que estaba en medio del camino a su casa se preocupo. Pero no paso mucho cuando Athon apareció en el suyo, ella lo miró y su cara ardió.

—Oh la duende te dejo botada. ¿Qué le hesites?—Abby escuchó la burla en las palabras de Athon.

—¡Esto no te incumbe!—le dijo más roja que una granada, gracias al furor que la carcomía y por el sol.

—Bueno siendo así me voy ten un buen camino.

—¡Espera! Llévame. Se un caballero y llévame.—hablo presa del pánico.

—Sube. —Athon abrió la puerta del copiloto y cuando ella se monto vio por el espejo que atrás estaba Dan medio dormido con un Connor más despierto que ellos tres, bueno que ella y Athon, Dan no contaba por... bueno a simple vista resalta el porque.

—Gracias.

—Bueno yo quería una cita, pero nunca de esta forma. Tenemos un chaperón más estricto que nuestros padres.—ambos miraron a Connor meterse los dedos a la boca. Abby miraba todo con cierta distancia; Athon lanzo un paquete a la cara de Dan y este espabilo cuando vio la 'arma' miró directo a Connor y empezó a limpiarlo.

Abby escuchó los murmullos de Dan, las risas y gritos de Connor y Athon seguía con la vista enfrente.

Repaso todo lo que estaba pasando, iba en un carro todo terreno,con un bebé, sin las seguridades representantes que se tiene que ejercer en un vehículo como ese, además que estaba sola con tres hombres, bueno, dos hombres y un bebé.

También miro sus manos, estaban vacías, las bolsas estaban en el carro de Kat. La cual estaba enojada con ella, no quería ni imaginar como la recibiría en la casa.

—¿Que te cruza en esa gran cabeza que tienes, Stone?—Athon preguntó con una media sonrisa burlona.

—Nada que te incumba, Quisbert.—chilló.

—Bueno siendo así dime ¿irás con nosotros al rancho o paso por la ciudad?

—Debes de pasar por la ciudad, tengo que estar en la clínica. Kat tiene libre por la guarda de anoche.

—Oh la rubia, sí, es encantadora.—Dan empezó a hablar de su amiga con mucha alegría.

—Dan...—Athon cayó a su primo, y Abby no quiso meterse. Hace mucho que no se relacionaba con ellos.

El silencio volvió y Abby no le gustaba, escuchó los ruidos del bebé eso la ponía nerviosa, jamás había estado tan cerca de un bebé como ese. Lo miraba y no podía creer que un día todos hubieran tenido ese tamaño y la delicadeza que Daniel trataba al niño resaltaba la fragilidad que poseían a esa edad. Se perdió más en su mente cuando la voz gruesa de Athon la sacudió un poco.

—Stone no te duermas o no te dejare en la clínica y me iré de paso para mi casa.

Abby lo miro mal. ¿por qué no la dejaba en paz?Acaso él ¿era un idiota al cubo?

Omitió todo lo que en verdad quería decirle y se dijo que lo mejor era estar en la línea de lo cordial y actuar con una fría calma, cosa que no tenía ni quería ¡Maldito vaquero!Ahora estaba enemistada con su mejor amiga.

—Sí bueno, a todo gracias por traerme, Athon.

—De nada pequeña dama.

Abigail rodó los ojos aún tenía pesadillas con ese apodo. Si solo dejara de llamarla así no le recordaría lo mal que se llevaban en la escuela y secundaria. Todo empezó cuando ella iba en quinto año, y la estación de otoño llegó con las insufribles obras escolares.

Papá seré la princesa de la obra.—una Abby de diez años estaba animada, sería una princesa, ¡su mamá iría a verla! ella le había prometido que si quedaba en un papel ella iría a verla.

¡Que bien! Pequeña. Anda a decirle a tu madre. Un alegre Willian le dijo.

Sí—Abby corrió las escaleras y cantaba cuando llegó abrió la puerta y encontró a su madre con la señora Quisbert.

Buenas tarde, señora Quisbert.

Hola pequeña.

Hola pequeña dama—Abby miro mal al chico con la señora Quisbert, ese chico la molestaba en todo el día y su casa también, no, imposible.

¡Tú!

Sí, yo.—Athon sonrió.

Las dos madres se rieron de los niños y empezaron a hablar de cosas que Abby no entendía pero sí el otro niño y ella lo supo por el brillo en los ojos azules de él. Rodó los ojos.

—Abby, Abby me escuchas. Mujer por Dios préstame atención. —se quejo Athon.

—Lo siento, me perdí en un recuerdo.—Abby se sobo la frente con su mano derecha.

—Como sea ya estamos aquí.—Athon volvió a quitar los seguros de las puertas.

—Gracias, otra vez.—Abby bajo del carro y se mordió su labio superior, lo miro y cerro la puerta

—No hay problema solo me debes una cita. —Athon sonrió como un gato después de comer nata.La verdad a ella le dio un poco de miedo. Se alejo lo suficiente del carro y este partió hacía su destino que ella no tenía ni idea. Se volteo y miro su clínica, trago saliva, Kat iba a matarla y ella no lo quería. Había sido una tonta, su amiga jamás le hubiera puesto una trampa, pero ahora sabía que tenía una cita con Athon y Kat capas la dejaba sola como venganza.

«Ayuda»  Abby miró al cielo y caminó hacía la clínica.

(***)

Y hasta ahora por hoy.

Publicidad: https://my.w.tt/PK41yeu9vM

Espero que le den su apoyo. Sólo estará hasta que pase el concurso en la plataforma. Sólo espero crecer más como escritora. Digamen como les parece.

La dama y el vaquero ­©- CompletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora