Reencuentro II

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Trataba de zafarse del agarre que mantenía Aomine Daiki —Basta.

—No. Vamos hablar— Se dirigió al despacho de los Akashi, al llegar abrió la puerta y empujó a Taiga a través del umbral. Cerro y colocó seguro a la puerta, y se quedó parado frente a ella para no dejar salir al tigre.

—¡Déjame salir!— gruño enfadado. Estaba nervioso, la zona que había tocado Aomine le habían causado recuerdos de las caricias que se dieron en esos 5 meses de relación.

—No— se cruzó de brazos.

En señal de frustración, revolvió su cabello —Joder. Déjame salir por las buenas— dijo amenazante.

—Golpéame. Me lo merezco— bajo los brazos y miró fijamente los enfurecidos ojos rojos —Tenemos que hablar.

—¿Y de qué quieres hablar? ¿De cómo me usaste para tener sexo porque era varón? ¿De que soy un puto que le abría las piernas a cualquiera? Y ni se diga de mi bebé y el que intentaste golpearme— gritó furioso.

Daiki bajo la mirada al piso. Recordaba a la perfección ese día. El día del que se arrepentía —Lo siento...

—¡¿Y de qué me sirve un lo siento?!— exclamó con ironía. Se dirigió a la puerta dispuesto a salir, sujetó el pomo de la puerta y lo giró... Su cintura fue sujetada de manera firme. Su corazón latió rápidamente por la cercanía.

—No sabes lo arrepentido que estoy— lágrimas comenzaron a surcar sus mejillas —Ese día no estaba pensando en lo que decía. No me interrumpas— dijo al notar el cambio, sabía que Taiga iba a responder —Tenía miedo y estaba confundido. Siempre dijiste que eras un varón y cuando me diste la noticia, me costó trabajo aceptarlo, por eso mismo... Las cosas se me fueron de control y te herí. Lo que dije, no sabes lo arrepentido que estaba. Durante esa semana intenté llamarte, pero cada vez que lo iba hacer, no sabía cómo disculparme. Cuando te busqué, ya te habías marchado. Los chicos no me quisieron decir a donde fuiste. Contrate a cientos de investigadores y ninguno tenía noticias de ti. Conforme pasaban los días solo quería estar a tú lado, viendo crecer tú vientre, sentir sus patadas... Soñé cientos de veces cargando a un pequeño bebé de ojos rojo idéntico a ti— aplicó más fuerza en el agarre — Lo de Satsuki.... Lo que escuchaste... A Satsuki la corrieron sus padres al saber que estaba embarazada, se fue a vivir con Kōsuke pero a los seis meses Kōsuke se arrepintió de dejarla embarazada. Ella llegó a casa y me dijo todo; a la semana le dije que nos casaríamos y, así, la bebé no tendría que sufrir por la ausencia de un padre. Obviamente Satsuki se negó y aun así le dije Akashi que me casaría con ella y estaba embarazada. Ese fue lo que escuchaste, y otra vez te había lastimado... Cuando regrese a la casa, Satsuki y Kōsuke ya se habían reconciliado. Satsuki intento miles de veces explicarte la verdad pero nunca le dejaste explicarte. La pobre estuvo sintiéndose tan culpable que el estrés hizo que el parto se le adelantara. Sakura nació prematura y estuvo en la incubadora... Taiga, aún seguía buscándoles.... Taiga, te amo. Siempre me había involucrado con gente en el plano sexual, pero contigo fue diferente. De ti me enamoré, sabía que eras varón y eso no me importó. Por ello, cuando dijiste que estabas enamorado de mí, estaba muy feliz y no dude en pedirte que fueras mi novio. Te amo, Taiga. Por favor, no dudes de que te amo.

Lágrimas surcaban sus mejillas. Sentía una gran opresión en el pecho. También podía sentir parte de su nuca y hombro húmedos, Daiki estaba lloraron.

Sus palabras resonaban una y otra vez en su mente, estaba confundido. No sabía qué hacer. A pesar de todo, seguía amando a Daiki. —N-Noo se queee creer— logró decir con la voz estrangulada.

Le rompió el corazón escucharlo así. El dolor que le causó nunca se lo perdonaría —Déjame demostrarte que te amo. A ti y mi hijo, Taiga— pidió abrazándolo aún más fuerte.

Palabras que hierenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora