5. ¿Por siempre?

374 108 27
                                    

Hoseok no se despegaba de mí. Y no es por exagerar. Literalmente parecía mi llavero, caminaba detrás de mí sin hablar, o hacer algo sin que yo se lo pidiera (a excepción de que dejara de seguirme, no hacía caso de esa solicitud las veces que se la repitiera.)

Después de una semana, llegué a acostumbrarme. Inclusive, llegó a gustarme; era mil veces mejor que estar solo y sin nadie con quién hablar. Hoseok siempre quería hablar, aunque su vocabulario no fuera tan extenso. Amaba hablar de flores, animales adorables y música. Adoraba cantar y bailar. Pero sobretodo, sonreía a cada minuto.

Y yo amaba su sonrisa.

Era como... si iluminara todo el lugar, todo el mundo.

Después de un mes, él me rogó que le enseñara como elaborar una poción sencilla, como la de crecimiento de cultivos, o coloración de cabellos. Pero su sueño era aprender cómo hacer una poción de amor.

Yo le dije que esa era la más difícil de todas. Era complicado que saliera bien, y no tuviera efectos secundarios negativos en la criatura a la que se la aplicaron.

Aun así, siguió persistente, y me dijo que él sabría cómo hacerla cuando llegue a ser tan bueno como yo.

¿Así qué el alumno quiere superar al maestro? —bromeé con una sonrisita.

No es eso —se sonrojó—. Solo quiero que sepas que soy capaz. No soy tan inútil como parezco.

— Nunca he dicho lo contrario.

Su rostro se iluminó, me dedicó una enorme y orgullosa sonrisa, que hizo a mi pecho doler por su ternura extrema. Y a mis mejillas, tornarse de un pálido color rosado.

Los años pasaron, cada vez sentía más y más apego por Hoseok. Desarrollé una necesidad de tenerlo a mi lado, ya no me incomodaba en lo más mínimo que estuviera siempre tras de mí.

Sin Hoseok, me sentía solo.

Él dormía en mi habitación, en una pequeña cama que le hice. A pesar de estar en el mismo cuarto, quería tenerlo más cerca, poder sentir su calor y tranquilidad.

Luego de 6 años, supe que estaba completa y perdidamente enamorado de Hoseok. Pero no sabía si él sentía lo mismo que yo.

Hoseok siempre fue muy amable y cariñoso conmigo, era típico que me abrazara o me pinchara las mejillas con su delgado dedo. Pero yo quería hacer algo más con él. Quería besarlo, abrazarlo, y nunca dejarlo ir. Pero no debía...

Hoseok era muy puro, tan perfecto y único. No quería dañarlo, ni hacerlo sentir mal o confundido. No quería obligarlo a amarme si no sentía lo mismo que yo.

En esos años juntos, lo hice olvidar la pérdida de sus alas. Lo había convencido que no las necesitaba para ser un hada, que la luz y el aroma que desprendía su cuerpo era suficiente para hacerlo saber.

Yoongi, ya no necesito más mis alas. Tú eres lo único que me hace sentir que estoy volando. Volando lejos de todo lo malo —me acarició la mejilla, y depositó un beso en mi frente—. Gracias por salvarme.

Cuando me dijo eso, solo quise confesarle todo, tratar de hacerlo mi amante. Pero no pude. Me limité a abrazarlo y decirle que no fue nada.

En ese momento, quise decirle que le agradecía a él por haber cambiado mi vida, por haberme hecho conocer el amor. Pero ninguna de esas palabras salió de mi boca mientras él seguía sobando mi rostro.

Pero 2 años después de ese recuerdo, ocurrió algo que hizo latir mi corazón con tanta fuerza como nunca antes.

Hoseok se había quedado dormido antes de que anocheciera. Aun la poca luz me permitía ver su rostro calmo y hermoso.

Tal como la primera vez que lo traje a casa, me senté frente a él y lo observé detenidamente. De verdad, lo amaba tanto. Quería lo mejor para él.

Tú no necesitas aprender a elaborar ninguna poción de amor —susurré—. Tú mismo fuiste suficiente para hacerme enamorarme de ti.

Su respiración se cortó.

A la mierda todo.

Lo había despertado.

¿Yoongi?

— ¿Me... me escuchaste? —Tartamudeé mientras tapaba mi boca y miraba hacia otro lado.

Lo hice —respondió, y yo me mordí un dedo—. ¿Es eso verdad? ¿Tú...?

— Sí.

Cerré mis ojos. La había cagado en grande. ¿Cómo se me ocurre declararme, aunque él estuviera dormido? Soy un estúpido.

Una fría mano volteó mi cabeza, sentía la mirada de Hoseok en mí. Me odié a mí mismo.

Calidez. Suavidad. Tranquilidad. Sorpresa.

Los labios de Hoseok rozaron los míos, su respiración chocó con la mía.

Abrí los ojos, encontrandome con su cara roja y su mano sobre sus labios.

Pensé que era el único —confesó.

Podía escuchar los latidos frenéticos de mi corazón.

También te amo —continuó—. Eres mi todo y mi nada, Yoongi.

Luego de eso, solo recuerdo haberme arrojado sobre él... y lo que pasó después es el más apasionado recuerdo que tengo.

Bosque Oscuro ; yoonseokWhere stories live. Discover now