ATSUCTE "El guardián de tu alma" |#1|

Capítulo 19

Macey se encontraba recostada en su cama, pensando en que ese día era el baile, pero en realidad no tenía un vestido para usar ese día así que decidió quedarse en su habitación a dormir; su sueño fue interrumpido cuando sintió que alguien abrió la puerta, abrió los ojos de golpe y se encontró con Alexander que la miraba confuso...

—¿Por qué no estás usando un bonito vestido?—pregunto el híbrido cerrando la puerta

—Tal vez... porque no tengo, se me olvidaba que Isabelle me iba a prestar uno—respondió la morena incorporándose

—Ven vamos a su habitación, a puesto que ya lo tenía listo, no puedes dejar plantado a Andrew—menciono Alexander ofreciendo su mano, Macey suspiro y la acepto, salieron de la habitación para correr hacia a la de Isabelle, entraron y el hombre cerró despacio

—Por cierto te ves muy bien, ¿con quién iras?

—Con Marge, será una buena acompañante más tarde—respondió Alexander buscando en el guarda ropa, saco dos vestidos hermosos, uno color negro y otro con un fuerte tono morado, el chico tomo el negro y lo puso sobre la cama, seguido de buscar un par de zapatillas bajo la cama, se puso de pie y miro a Macey

—Supongo que ese es tu vestido, no se ve de la talla de Isabelle y estos tacones tampoco, deberías darte prisa, dúchate aquí y alístate, hazte un bonito peinado, iré por algo a mi habitación y regreso pronto—mando con amabilidad el chico, Macey asintió sonriendo, este se marcho y la morena prosiguió a darse una bien merecida ducha, no se quedo mucho tiempo ya que era tarde y Andrew no tardaba en ir a buscarla, miro el vestido de lejos y suspiro, en realidad no se sentía con ganas de ir a un baile, después de lo que había pasado, pero pareciera que Alexander y Andrew estuvieran muy emocionados por la idea; continuo con ponerse el corsé y se lo apretó lo mas que pudo ya que no tenia ayuda y era complicado de ajustar, respiro agitada cuando al fin lo ato, metió sus pies en las zapatillas, seguido de ponerse el vestido negro, con mangas largas, un escote en cuadro, y bordes realmente hermosos, aunque el vestido era muy sencillo lograba resaltar su rostro de Macey; la morena tomo asiento frente al espejo y miro su rostro, tenia ojeras y se le veía cansada, abrió el cajón que quedaba cerca y se encontró con un montón de arreglos para el cabello, abrió los ojos con asombro y saco algunas cosas, se encontró con una hermosa horquilla de cabello, tenía algunas piedras brillosas de color bronce, se puso solo un poco de cabello por detrás e hizo un pequeño moño y dejo que la horquilla hiciera el resto, se miro una vez más y se sintió demasiado insignificante, busco en el cajón de nuevo y saco un frasco, lo abrió con cuidado y se encontró con una especie de labial rojo, sonrió y se puso un poco sobre sus labios, se abrió la puerta de golpe y entro el híbrido, Macey se volvió hacia él y este sonrió de oreja a oreja

—Luces hermosa, lástima que no eres mi acompañante—menciono un poco dolido, Macey no supo que decir así que guardo silencio y miro a otro lado, el hombre se aproximo a ella y le mostro un antifaz dorado con negro, lo adornaban unas hermosas plumas negras no muy largas, el objeto brillaba elegantemente...

—Es hermoso, Alex...

—Lo tengo desde hace mucho, era de una vieja amiga... déjame ponértelo—interrumpió Alexander, Macey sonrió y se dio la vuelta, el chico se lo puso con cautela, le hizo a un lado el cabello y lo ato por debajo, la miro de espaldas y no pudo evitar sentir melancolía, se aclaro la garganta y la morena dio la vuelta, al hombre se le iluminaron los ojos, pero se conservo palabra alguna

—Gracias por ayudarme... creo que tenemos que irnos, Andrew no debe tardar—agradeció Macey sonriéndole

—En realidad el esta esperándote afuera, le he dicho que estabas aquí—menciono Alexander sonriendo de lado y rascándose la nuca, la chica aspiro y paso a un lado del chico, abrió la puerta y se encontró con unos hermosos ojos azules y una sonrisa reluciente, el guardián llevaba un traje de gala haciendo juego con la morena; el hombre le ofreció el brazo y ella acepto sin quitar su sonrisa y bajaron por las escaleras.