Capítulo 3

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Allie y Macey estaban dormidas, ya era de noche y ninguna de las dos había comido nada, nadie podía ver lo que Macey se había hecho en la muñeca y no les quería decir lo que significaba, se había dado una ducha y no había despertado desde entonces, la tenían vigilada.

—Era una trampa—apenas y se escucho lo que dijo Rebecca

—Tan solo si no me hubieras bloqueado de la mente de ella todo esto se hubiera evitado—gruño Andrew y apretó su puño con rabia.

—Yo intentaba desbloquearte, fue Marissa la que hizo esto, lo tenía planeado todo, no fue un sueño, eso era real—menciono la pelirroja; se escucharon los pasos de alguien y ambos voltearon.

—Tengo hambre—hablo la morena tomando asiento, Rebecca se puso de pie y fue a cocinar algo—Déjame de ver con lastima, estoy bien—dijo ella a Andrew, le tomo la mano por debajo de la mesa, lo miro y le sonrió.

—Todo saldrá bien, ahora lo único que quiero es olvidar todo esto, no quiero que lo vuelvan a mencionar—advirtió Macey, ambos asintieron y hablaron de otra cosa, un par de horas después Allie se unió a ellos, ya se encontraba mejor, no mencionó nada, Rebecca había cocinado pasta, estuvieron unas cuantas horas más charlando, pareciera que no había sucedido nada, Allie estaba sonriendo como siempre, Macey no dejaba de hablar, Rebecca solo ponía los ojos en blanco al escuchar sus conversaciones y algunas veces reía un poco, al único que pareciera que no olvidaba era Andrew, si Macey conoce a Marissa todo lo que él había ocultado hasta ahora se iría al diablo.

—Nos veremos otro día, ahora yo quiero dormir—musito Andrew poniéndose de pie

—Estoy contigo An—dijo Macey encogiéndose de hombros; se despidieron de las gemelas y se marcharon a su cueva, era muy cálida, su aroma era frutal, Andrew se quito su armadura, dejo su espada a un lado de su hamaca, solo se dejo una camiseta sin mangas puesta y se recostó, no dejaba de pensar en lo que le había ocurrido a Macey, cuando la volteo a ver, ya estaba dormida, se puso de pie y fue a observarla, siempre la vio muy débil y frágil, al menos eso quería ver él, quería protegerla de todo, no quería que ella lo tenga que proteger, no quería ser débil frente a la mujer que siempre defendió, ese era su más grande temor y que ella descubra lo que realmente era él y se alejara.

Cuando amaneció Andrew aún dormía, se veía tan pacifico, Macey se estremeció, le acaricio la mejilla y fue a comerse una naranja, se sentó al borde de la cueva, se tomo la muñeca y vio el símbolo que se había hecho a sí misma, no entendía por qué esa mujer le había pedido que se haga eso; el símbolo que Macey tenía, no era más que su poder, Marissa lo había activado; pero Macey no le temía a eso, a ella le aterraba lo que había visto que haría. Sintió que alguien le tomo el hombro, se volteo y sonrió, Andrew tomo asiento a un lado de ella

—¿Me dirás que es lo que tienes en el brazo?—pregunto el chico

—Aun no le veo forma, parece que me lo hice incompleto—expreso Macey frunciendo el ceño, ambos guardaron silencio, no había pasado más de un mes desde que encontró a Macey, sentía que todavía no se ganaba toda su confianza; tenía que acercarse más a ella, tal vez preguntándole si extrañaba a sus padres

—No has mencionado a tus padres—curioseo Andrew

—Son viejos, no tienen menos de setenta, hace meses que no los veo, ni siquiera me dejaron despedirme de ellos—aludo la chica melancólica, el guardián frunció el ceño, no sabía a quienes se refería, no pretendió entrar en detalles, solo hizo una última pregunta

—¿No son muy grandes?—pregunto misterioso, Macey se encogió de hombros y se le cristalizaron los ojos

—Me adoptaron cuando tenía catorce, no sé qué paso con mis verdaderos padres, no recuerdo a mi padre, ni siquiera sé si lo tuve; me secuestraron, cuando salí del lugar en donde me encontraba llegue a la casa de los que ahora se hacen cargo de mí, me preguntaron mi nombre, el nombre de mis padres, mi domicilio... no supe nada, ellos me llamaron Macey, así se llamaba una de sus hijas que falleció al año, me amaron como si hubiera estado con ellos desde que nací, siempre estaré muy agradecida con ellos—le conto Macey frotándose los ojos, no derramo una lagrima al contarlo, no quería ponerse sentimental, después de unos segundos se puso de pie, Andrew la detuvo tomándola del antebrazo

ATSUCTE "El guardián de tu alma" |#1|Where stories live. Discover now