Amor adolescente.

Capítulo 12

Se ducho y se puso su pijama, se tiró en la cama dispuesta a llorar, pero nada. Las lágrimas no estaban, finalmente se sentía como quería, neutral.

No sentía nada, pero sabía que al día siguiente todo el dolor acumulado explotaría, porque ahora estaba tan cansada como para tener un pensamiento coherente. Su respiración era lenta y dolorosa, las heridas de sus brazos y piernas que ella misma se había hecho le ardían profundamente y estaba tan cansada como para querer pensar o querer llorar.

Solo abrazo a su almohada, lamentándose una vez más el no tener una madre que no se preocupará por ella. Ahora verdaderamente se sentía sola y no solo eso también vacía.

Sus párpados se cerraron sucumbiéndola a un sueño profundo, quizás ese momento había sido el mejor de todo su día. Aunque hubiera deseado que fuera un sueño eterno, pero no era así, desgraciadamente al día siguiente tendría que despertar.

                                                                               

                                                                                ✝✝✝

 Sus párpados se abrieron lentamente, dirigió su vista hacía el ventanal por el que se filtraban algunos rayos de sol.

Eso anunciaba que había amanecido, que era un nuevo día y a diferencia de ayer el día era bonito. Por lo menos en apariencia lo era, pero para ella era uno de los peores de su vida.

Se fijó en la hora del reloj de su pared, se le había echo tarde para ir al colegio, aunque se vistiera en un nuevo récord mundial no alcanzaría a llegar a tiempo y además no tenía ánimos de ir.

No sabía si Evan iría y no quería destrozar más su corazón viéndolo a la cara, no estaba preparada ni física ni mentalmente.

Su padre toco a la puerta y se excuso con que había pescado un resfriado y no podría ir a la escuela, aunque la verdad era que no había pescado nada pero a pesar de eso se sentía muy cansada y mareada. 

En realidad ella no podría describir lo que sentía, se sentía destrozada, ahora cuando más lo necesitaba el no estaba ahí, el la había abandonado. La había dejado como si sus sentimientos no valieran nada.