Capítulo 41: Morir por ella

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Ambos chicos morirán y después de que lo haga mataré al padre de esas bastardas también
ríe, agitando su varita—Se quedarán conmigo y vivirán bajo mis órdenes

Maldito hijo de perra.

Yo podría quedarme con ellas, mi señor. Si es que me lo permite

— ¿Y para que, Severus? ¿Quieres convertirte en padre a tu edad? No seas ridículo

Quiero entrar a la habitación, sin embargo Ron y Harry me detienen por la cintura.

La varita no me funciona, Severus

No hay nadie más que pueda utilizarla

— ¿Seguro?

No entiendo a qué se refiere, mi señor

— ¿La varita en verdad me responde a mí? Eres un hombre astuto, Severus, debes entenderlo, ¿A quién le da su lealtad en realidad?

A usted, mi señor, por supuesto

— ¡No mientas! —Grita encolerizado—La varita de sauco no puede servirme bien porque no soy su verdadero amo. La varita de sauco le pertenece al mago que mata a su dueño anterior. Tu asesinaste a Dumbledore, Severus. Si tu estas vivo la varita no puede serme fielSe pasea por la habitación, tanteando el terrenoFuiste un sirviente fiel y útil, Severus, pero sólo yo viviré para siempre

Mi señor...

Un estruendo se escucha dentro y debo morderme la lengua para no gritar. Mis lágrimas bajan por mis mejillas y se pierden en mi mentón. Harry me aprieta la mano sin saber que más hacer.

Nagini...—Mi corazón se detiene por un segundo antes de anticipar lo que sucede—Mátalo

Un estruendo seguido de otro y otro más. La serpiente no deja de abalanzarse sobre él y la sangre sale de mi boca de tanto que muerdo el interior de mis mejillas y lengua. Los sonidos de lucha no hacen más que encender mis nervios. Esperamos un momento hasta que ya no se escucha nada. Estoy expectante y pido a Dios que el profesor siga con vida. Entramos a la habitación a pasos lentos, sin hacer ruido.

El profesor está tirado contra una pared; retengo un sollozo y me acerco hasta él. Harry hace lo mismo y lo coge por la mano. Él me mira.

Tiene una herida inmensa en el cuello de la que brota mucha sangre. Pongo una mano ahí, tratando de parar la hemorragia. El profesor levanta su mano, temblorosa por el ataque y la pone sobre mi mejilla.

—Lily...

—No se preocupe, profesor. Estará bien

—Ha pasado tanto tiempo y sigues igual de bella, Lily

Entonces caigo en cuenta de que no me ve a mí, sino a mi madre. Paso saliva, adolorida. Debe estar recordando a mi madre mientras la vida se le va poco a poco.

—Tú sigues siendo el mismo, Severus—le digo y miro a Harry. Este asiente

—Lamento todo... lo que p-pasó—balbucea—Por haberte tratado como lo...hice

—Está bien—le sonrío, deteniendo su herida. Él pestañea

— Somos... amigos, ¿Verdad? — pregunta, con los ojos cristalizados—A-aún después de... tanto ti-tiempo, seguimos siendo amigos

Le sonrío, tratando de despejar las lágrimas de mi rostro.

—Siempre

Él mira hacia Harry y una lágrima sale de su ojo izquierdo. Hace una mueca de dolor.

—Tómalas—dice—Tómalas

Harry levanta la vista y Hermione le pasa un pequeño frasco en el que vacía las lágrimas del profesor; luego, Harry se pone de mí mismo lado y nos mira a ambos.

—Llévenlas al pensadero y verán... lo verán todo

Sus lágrimas no dejan de salir y así mismo lo hacen las mías. No puedo aguantar más, mucho menos cuando su respiración se hace más pausada.

—Lamento todo lo que dije, profesor. Yo...

—Lily...—susurra—Mi pequeña Lily...

—Profesor...—susurra Harry. El profesor Snape lo observa en silencio por un largo rato, sin moverse, sin quejarse. Por un momento pienso que ha muerto hasta que mueve los ojos y lentamente dice:

—Tienes los ojos de tu madre

— ¿Profesor?—El agarre sobre mi mejilla se hace más débil y sus ojos se fijan en mi cabello. Baja su mano y con el dorso me acaricia un mechón pelirrojo, hasta que su mano choca contra el piso. No hay vuelta atrás.

Se ha ido

— ¡No!—lo zarandeo un poco pero él no despierta. Mi corazón parece resquebrajarse en cientos de pequeñas y filosas partes. Harry intenta alejarme, pero me aferro al cuerpo inerte del profesor—¡Déjame! ¡Déjame, Harry!

—Sky, debemos salir de aquí—me dice—Llevemos esto al pensadero antes de que...

Entonces su voz se escucha a través de la habitación. Me sostengo las sienes mientras me alejo por el dolor.

Han peleado con valentía, pero en vano. Yo no deseo esto, cada gota de sangre mágica derramada es una grave pérdida. Es por eso que le ordeno a mis fuerzas que se retiren; en su ausencia dispongan de sus muertos con dignidad...

Niños Potter, ahora me dirijo directamente a ustedes; esta noche han permitido que sus amigos mueran en lugar de reunirse cara a cara conmigo. Esa es una muestra de deshonor. Encuéntrenme en el bosque prohibido y hagan frente a su destino.

Si no acceden a esto, mataré a cada hombre, mujer y niño que trate de esconderlos de mí. Empezando por tus pequeñas hijas, Skyler...

Su escalofriante voz se esfuma y la ansiedad me embarga por completo. Tengo que encontrar a Fred ahora mismo. Salgo corriendo del lugar sin esperar a los demás. La batalla se extiende más allá del terreno del castillo y los dementores se nos dejan caer como si fuese una avalancha; intento crear un patronus pero en este momento no puedo pensar en nada que no sea estar con Fred.

La forma iluminada de una cabra se posa ante mi mientras los mortífagos vuelan sobre nuestras cabezas dejando el castillo. Los dementores se alejan horrorizados mientras miro hacia todos lados. Aberforth se acerca, con su varita en alto y el patronus saliendo de él. Quiero agradecerle, sin embargo las palabras no salen de mi boca. Aberforth sólo asiente y hace una mueca para que siga con mi camino.

Al llegar a la entrada del castillo todo se detiene. No hay nadie en los alrededores más que los gigantes que han caído en la batalla; un par de elfos del ejercito de Dobby y uno que otro alumno. Intento no mirarlos para no desmoronarme a medio camino.

Corremos hasta el gran comedor al ver que algunos alumnos salen y entran de ahí. La puerta está abierta y en el fondo logro ver a toda la Orden reunida; mi aliento se detiene al ver como los Weasley lloriquean entre sí. Logro divisar a George, pero Fred no está por ningún lado. Camino despacio, encontrándome con Remus y Nymphadora a la mitad del camino.

—Hija...

— ¿Dónde está Fred?—pregunto con la voz en un hilo, pero no hace falta que me responda.

Entre la multitud logro ver a Fred, tirado en una camilla.

No se está moviendo.

—¡Fred!


[Editado]

»Always, Potter [Fred Weasley]«Where stories live. Discover now