Capítulo 12: Como convertir a Lucas en un oso de peluche gigante

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–¿Seguro que esto va a funcionar?–preguntó Lucas acabando de ponerse el traje

–¿A qué chica no le gustan los peluches?

–Cris es muy rara–rió Lucas–. Pero los peluches le gustan.

Mi disfraz le quedaba un poco corto pero le servía.

–Bien, ahora faltan los bombones y las flores.

–Voy a arruinarme con el regalo.

–Solo son bombones y flores, Lucas–reí

Noa nos observó divertida sentada encima de la cama.

–¿Tú no le estarás chivando nada a Cris, verdad?

Noa negó.

–¿Y chafarle la sorpresa de ver a su novio llegar con un disfraz de oso de peluche un par de tallas más pequeño? Ni de coña.

–No es culpa mía que tu novio sea un enano.

–¡Oye!–le di una colleja

Lucas sonrió.

–Vámonos, tengo una novia a la que sorprender.

                                (...)

Noa y yo nos quedamos tras Lucas cuando él llamó al timbre de la casa de Cris.

Ella abrió, sin saber que era Lucas, y se echó a reír al verlo.

–¡Luquis!–exclamó entre risas–¿Qué haces así vestido?

–Venía a sorprenderte, toma–Lucas le dio los bombones y las flores–. Te quiero mucho, ¿sabes?

Cris pasó sus brazos alrededor del cuello de Lucas y se puso de puntillas para besarlo.

–¿Voy a interrumpirlos?–pregunté riendo

–Déjalos, anda–rió Noa y cogió mi mano

Tiró de mí hasta llegar a la pareja.

Cris dejó de besar a Lucas y nos observó.

–¿Por qué me da que el disfraz es tuyo, Antoine?

Sonreí.

–Porque a tu novio le queda pequeña, tal vez.

Rió y me dio un abrazo.

–¿Queréis pasar a tomar algo?

–Si prometéis no dar rienda suelta a vuestro amor delante nuestra...–bromeó Noa

Cris le dio un puñetazo amistoso en el hombro y ambas amigas entraron delante.

–Este disfraz da mucho calor–murmuró Lucas

Seguimos a las chicas hasta la cocina. Cris colocó el ramo de flores en un jarrón y se llevó un bombón a la boca.

–¿Qué queréis?

–Cocacola–dijimos a la vez Noa y yo haciendo que Lucas soltara una carcajada

–Ni Cris y yo hablamos tan compenetrados.

Cris sonrió y abrió la nevera.

–Lucas, cariño, alcánzame unos vasos que sabes que yo no llego.

Lucas sonrió, le dio un beso dulce y cogió cuatro vasos del balde alto del mueble.

–¿Cómo haces cuando no está Lucas?–pregunté dejándome caer en una silla

–Esa silla en la que estás apoyando tu culo la uso de escalera. Pero tranquilo, subo descalza.

Rodé los ojos y Noa se sentó en mi regazo.

Perfect strangers {Griezmann}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora