Capítulo 9: Concentración y Eurocopa

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Cris y yo llegamos juntas al hotel de concentración. Ambas estábamos muy nerviosas.

Ambas paramos con la prensa, que nos preguntaban acerca de como afrontábamos la primera convocatoria con la absoluta.

Después entramos al hotel. De casualidad, nos tocó compartir habitación.

–¿Qué tal con Lucas?–le pregunté mientras deshacía mi maleta

–Ya se puede decir que oficialmente estamos juntos–sonrió–. Al final sí que sentía algo por mí.

–¿Veeeees? Te lo dije.

Ella sonrió.

–¿Y tú con Antoine?

–Ahí estamos–reí–. Estamos en la fase de los apodos.

–¿Pero juntos o no?

–Supongo.

Me encogí de hombros y cogí mis guantes.

–¿Vamos?

Ella asintió.

Bajamos al campo de entrenamiento. Allí, el seleccionador nos habló pausadamente sobre su objetivo de ganar la Eurocopa.

A las porteras nos mandó a la portería.

–Buen penalti el que le paraste a la del Barça–sonrió una de las chicas

–Gracias–sonreí–. Me enseñaron bien.

Las otras dos porteras eran muy majas y me ayudaron a distraerme.

Pero yo echaba en falta a Amil. Ella había sido mi compañera de equipo desde que empecé, y yo había aprendido a mejorar con ella cerca.

Tras el entrenamiento nos fuimos a la ducha. Cris y yo volvimos juntas al hotel mientras charlábamos.

Al llegar, nos encontramos a Isa en recepción.

–¿Isa?–pregunté sorprendida

–Trabajo aquí, no deberíais sorprenderos. Además, vuestros chicos me han pedido que os tenga controlada.

Cris rió.

–Pobrecilla. Te usan de paloma mensajera.

–Y tan mensajera...–se agachó y sacó dos paquetes de debajo de la mesa–Este es para Noa y este para Cris. Y si queréis responderles usad el teléfono, que me niego a volver a hacer de mensajera.

Ambas reímos y le dimos las gracias con un abrazo.

Subimos a nuestra habitación. Cris se sentó en su cama y abrió el sobre que le había dado Isa.

Yo observé la cajita y la abrí. Dentro había un pequeño peluche de oso.

Para mi gordita. Seguro que lo haces genial en la selección. Te adoro.

Me sonrojé. Cris me miró sonriendo.

–Lucas es todo un romántico. ¿Qué te ha mandado Antoine?

–Un peluche con una nota.

–¿Y qué pone la nota?

–Cosas nuestras–sonreí

–Tendré que creerte.

                               (...)

Me acomodé en el banquillo junto a Cris para disfrutar del primer partido de la Eurocopa que no vivíamos en la grada. Pues la fase de grupos ya había pasado y el entrenador confiaba en que ese día tendríamos oportunidad de estar en el banquillo.

Perfect strangers {Griezmann}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora