Capítulo 19

1.3K 117 15
                                    

A la mañana siguiente, Harvey y yo volvimos a nuestra rutina universitaria, aunque nada era igual.

Descuidados por los besos y los abrazos, perdimos en un par de ocasiones nuestro turno en la cafetería, pero no nos importó, nada podía quitarnos la ilusión.

Antes de comenzar la clase de historia, Harvey y yo nos sentamos en la mesa a hablar de cosas banales mientras enredaba sus dedos con los míos. Esto provocó cuchicheos por parte del resto de la clase, así como una felicitación por parte de Lisa, quien afirmaba que sabía que acabaríamos juntos desde el primer día.

Nos habíamos vuelto inseparables, costándonos esfuerzo separarnos el uno del otro. Cuando acabó historia, nos llevó veinte besos y cinco abrazos separarnos para acudir cada uno a nuestras respectivas clases, además de un par de disculpas de Harvey, que con la emoción me golpeaba sin quererlo con sus gafas de pasta.

Al finalizar las clases nos reunimos a comer como cada día para después continuar con el trabajo, o al menos intentarlo.

Estábamos redactando cuando nos dimos cuenta de que nos faltaba bibliografía, por lo que nos sería necesario acudir a la biblioteca.

Salimos de la cafetería de la mano, charlando animadamente a pesar de que el sol ya no nos acompañaba como antes.

Cuando llegamos a la altura de la biblioteca, pudimos ver los mechones rubios inconfundibles de Ryder sentado en un banco. Iba acompañado de una bolsa de deporte, y se encontraba fumando mientras se echaba las manos a la cabeza.

–Parece que le ha ocurrido algo –dije preocupada–. Deberíamos ir a hablar con él.

–No creo que sea buena idea... –Harvey se encontraba reacio. Después de lo ocurrido la otra noche pensaba que la presencia de Ryder solo nos traería problemas.

Hice caso omiso de su comentario y comencé a andar en dirección del chico rubio, provocando que Harvey me tuviese que seguir mientras agitaba la cabeza expresando su disconformidad.

–¿Va todo bien Ryder? –pregunté cuando estaba a su altura.

Esbozó una pequeña risa un tanto irónica y desvió su mirada de mi al suelo.

–La verdad es que no demasiado –contestó sonriendo tímidamente. Era un acto reflejo que el chico tenía cuando hablaba de cosas serias.

–¿Qué ha ocurrido? –preguntó Harvey, quien había decidido que era mejor abandonar su actitud de desinterés y se unía a la conversación dejando su mochila sobre el banco en el que Ryder estaba sentado y acomodándose a su lado.

–¿Os acordáis del día que nos quedamos encerrados en la biblioteca?

Harvey y yo asentimos.

–No fue casualidad que yo también estuviese allí –comenzó a explicar.

Tanto el chico moreno como yo no entendiamos lo que estaba diciendo. Harvey me miró. Sabía lo que quería transmitirme con su mirada, que Ryder hacía cosas muy extrañas y resultaba complicado confiar en el.

Yo decidí saber más antes de juzgar.

–Explícate –insistí.

–Mis padres murieron hace tres años en un accidente contra un camión. Así que mi tía Rose se ha estado haciendo cargo de mi desde entonces –decía intentando evitar cualquier contacto visual con nosotros.

Harvey y yo nos quedamos de piedra, ninguno esperábamos aquella respuesta.

–Ella está soltera y apenas podemos mantenernos con su sueldo. Este año no me concedieron la beca y apenas puede hacerse cargo de la matrícula, por lo que el alojamiento resultaba imposible de pagar. Así que, he estado dando tumbos de un sitio a otro, y cuando supe que las cámaras de la biblioteca estaban estropeadas decidí quedarme allí todas las noches.

–¿Has estado viviendo en la biblioteca? –preguntó Harvey sorprendido.

El chico rubio asintió.

–¿Cómo es que nadie se dio cuenta? –quise saber.

–Billy de mantenimiento se dio cuenta –respondió–. Pero es un buen tío, le explique la situación y no ha dicho nada a dirección. De hecho, ha sido él quien me ha avisado de que van a arreglar las cámaras esta misma tarde, así que se acabó dormir en la biblioteca.

–¿Y qué vas a hacer? –pregunté, sintiendo lástima por el muchacho.

–No lo sé –me miró volviendo a esbozar esa sonrisa con la que trataba de ocultar sus sentimientos.

–Podrías quedarte en mi habitación pero dudo mucho que la presencia de un chico todos los días en la residencia femenina no levante sospechas –dije tratando de ser de ayuda.

Harvey me miró como si hubiese perdido la cabeza, a lo que yo le devolví una mirada con la que trataba que el muchacho moreno tomase la iniciativa.

Harvey pilló lo que estaba queriendo decirle al segundo, y tras insistirle varias veces y recibir su negativa, se rindió.

–Supongo que puedes quedarte en la mía –se ofreció Harvey suspirando–. Por lo menos hasta que consigas encontrar otro sitio.

–¿En serio? –preguntó sorprendido mirando al moreno fijamente.

–Sí –dijo Harvey levantándose del banco y cogiendo su mochila–. No es necesario que me beses para agradecérmelo.

Por primera vez desde que conocía a Ryder, le vi ruborizarse.

–Agarra tus cosas, vamos a ver cómo nos instalamos –habló a Ryder mientras me miraba con una expresión que decía claramente "¿Contenta?"

Le sonreí en señal afirmativa.

Harvey se despidió de mí con un beso y ambos comenzaron a andar en dirección a la residencia.

Aquel evento que en principio parecía un simple acto de ayuda, complicaría más las cosas de lo que ninguno alcanzábamos a imaginar. 


______________________________________


¡Hola a todos! Mil perdones por la tardanza en actualizar, estos días están siendo demasiado locos. 

¿Qué os ha parecido? ¿Qué creéis que ocurrirá ahora que Ryder y Harvey van a compartir habitación?

De nuevo agradeceros a todos votar y comentar y no dejéis de hacerlo!


Un saludo!

-G.Bo

Un Tercio de MíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora