Parte 3

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-Buenos días, inspectora Padge -saludó cordialmente una telefonista intentando a su vez colocarse su auricular para atender un llamado. Denise respondió con senda cordialidad y se dignó a caminar hacia su escritorio pensando intensamente en la taza de café que iba a prepararse para arrancar el día.

Dejó su bolso en el perchero, su saco en la silla giratoria y se encaminó hacia la máquina expendedora con una libra en la mano.

Mientras colocaba el dinero y seleccionaba un espresso sin leche recordó la conversación que había tenido la noche anterior con la esposa de Michael Bellamy. El llanto de esa mujer por momentos se tornaba ensordecedor e incluso se la escuchaba ahogarse con su propia saliva luego de que Denise le comunicara, telefónicamente, lo sucedido la noche del viernes 13. Resulta que Julia Conway, la viuda del señor Bellamy, estaba de viaje de negocios en Dartford, en las afueras de Londres intentando comprar algunas viejas máquinas de escribir para su colección y algunas otras antigüedades para su negocio personal. Eso fue todo lo que pudo recabar de información antes de que el llanto fuera tal que no permitiera la pronunciación de ningún tipo de sonido identificable con una palabra. Julia había acordado con Denise acercarse a la estación de Scontland Yard a media mañana, puesto que el primer tren hasta Londres salía a las 7AM. Padge no interrogó el porqué acerca del viaje en tren y no en el automóvil personal e inmediatamente lo adjuntó a sus notas mentales.

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El rostro de Julia Conway lo enfrentaba con tenebrosa mirada. Holmes estaba completamente perplejo ante la situación y el miedo lo recorría al saberse completamente desarmado frente a una mujer irascible y con un arma calibre 45 en la mano. La sonrisa de Julia se expandía hasta anchuras irreales demostrando un gozo de lo más perverso. Vincent temblaba hasta que un ensordecedor ruido de disparo borró toda imagen de su vista.

Los ojos de Holmes se abrieron escandalosamente y al ver el reloj -digital con cuerpo de madera- logró disipar su terror, más no sus pulsaciones que tardaron unos cuantos segundos en volver a la normalidad. Vincent se había quedado hasta tarde en el escritorio buscando información útil respecto de su recientemente asignado caso. Lo primero que había investigado en el perfil de Michael Bellamy era a su mujer. Puesto que la información privada carece de tal adjetivo en las redes sociales, pudo ingresar también en el perfil de la señora Conway. Le había llamado particularmente la atención que en muy pocas fotografías la mujer en cuestión saliera sonriendo, en el mejor de los casos una simple sonrisa de protocolo se reflejaba en su rostro. Holmes pensó que, naturalmente, ese dato curioso sumado a sus tempranas sospechas sobra la esposa del difunto habrían provocado tal pesadilla, reviviendo a sí mismo uno de sus mas grandes miedos: ser abordado por el asesino investigado antes de que él diera en la tecla. Tal vez la sombra de Sherlock sea más pesada de lo que parecía en un hombre que no solo portaba apellido sino que había heredado los dotes del abuelo.

Holmes decidió tomarse su tiempo para volver a la estación, se sentía demasiado contaminado y quería despejar sus ideas por lo que encendió la música y Vivaldi comenzó a sonar. Se preparó un té de rosa mosqueta y, como si el mundo hubiera dejado de girar, lo bebió con suma tranquilidad.

Más relajado, más concentrado y revitalizado, emprendió camino a pie hasta el 222B de Baker St.

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-Padge, ¿ha logrado contactar con la esposa del difunto? -interrogó Vincent mientras caminaba directo a su despacho.

-Denise, Vincent, ¡Denise! ¿Y podrías tomarte dos segundos para saludar, no?

-No hay tiempo Denise, debemos hacer la visita.

Ella bufó indignada mientras miraba con melancolía su taza de café recién empezada.

-Contacté con Julia Conway ayer inmediatamente a tu partida. La mujer estaba de viaje en Dartford haciendo unas compras para su negocio. Está completamente destrozada, no podía hablar al teléfono, Vincent. Incluso su respiración se escuchaba hiperventilada. Acordó venir hasta la estación aproximadamente a las 9AM apenas descienda del tren de las 7AM.

-¿Tren? ¿Por qué no llevó su automóvil? -preguntó Holmes pensativo.

-Es algo que iba a averiguar apenas tuviera oportunidad, sin embargo pienso que al tener uno solo para ambos su esposo debía usarlo y ella lo cedió.

-Correcto, si tus impresiones son correctas podríamos descartar a la viuda de nuestras posibilidades y eso acorta demasiado nuestros caminos. O al menos lo acortaba...
De todos modos no voy a aceptar bajarla de la lista de sospechosos

-¿En qué estás pensando, Vincent?

-¿Todavía tienes el papelito que te entregué anoche?

-Por supuesto.

-Dámelo, haremos la visita más tarde. Por lo pronto ahorraremos tiempo. Ayer por la noche llamé a Claudé y le solicité que buscara las grabaciones del frente de la casa de nuestro querido Bellamy. Tuvimos suerte, una cámara 360º tomaba imágenes en toda la calle y un policía vigía filmó el momento previo y posterior al disparo. Lo tenemos acorralado.

Padge estaba entusiasmada por recibir esas imágenes y miraba a Holmes disfrutando de un caso prácticamente cerrado.

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Los casos de Saint Vincent Holmes [Ganadora Wattys2018]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora