El final

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"Sofía, estás en Argentina. Has el favor de acercarte al hotel Medellín a dos cuadras del aeropuerto. Mañana paso a recogerte. Papá."

"No tienes idea de lo preocupados que hemos estado. Tu mamá se volvió loca."

"Sergio ni siquiera sabe la última locura de su prometida, ¿qué tienes en la cabeza? Mañana en el hotel, sin excusas."

Y así, unos cinco o seis mensajes de texto similares. Por fin el roaming se había activado en su celular, por fin se había dignado en prenderlo. Por fin había juntado la valentía para hacerlo. Por la fecha, ese "mañana" al que se refería papá, había caducado el día que se escapó de la casa de Gabriel. Ahora mismo, era casi seguro que estaba vuelto loco tratando de averiguar todo lo posible en las comisarías de Buenos Aires y cosas así. Esa, al menos, era una ventaja. Ella no había usado sus tarjetas de crédito, y era mayor de edad. No tenía potestad alguna para andarla rastreando en un país en el que su papá no tenía mayores conexiones. Estaba a salvo.

En un salvo que la tenía atemorizada de que por esa puerta de la habitación irrumpiera su viejo, y matara al chico que aún dormía en la cama. Ella se había levantado casi una hora antes ya, por ir al baño y arreglarse un poco. A pesar de la ducha rápida y todo, decidió no colocarse su propia ropa, hurgó en los cajones de él, y encontró una camiseta azul. Casi le daba dos vueltas a ella, pero no importó, le hizo un nudo gracioso al final del trasero —porque además de grande era muy larga para ella—, y se sentó en el borde de la cama a revisar su celular.

El correo electrónico era otra historia. Sergio, el prometido, le había llenado la bandeja de entrada con mensajes idiotas de "Te extraño", por lo que pudo deducir, él creía que estaba en Trujillo. Daba igual, no iba a contestarle. Ella había planeado quedarse fuera del país por una semana, y por una semana se iba a quedar. ¿O más? Es decir, de todas maneras el tema de la semana o de los siete días estaba por agotarse. De hecho, si quería volver a Perú, tenía que comprar el pasaje ya mismo, y eso significaba afrontar todo lo que había podido desencadenar su huida. ¿Estaría su papá sólo en Buenos Aires o habría viajado con su mamá?

Cansada de especular en la cabeza, se recostó al lado de Gabriel luego de haber guardado su celular en la mochila y esta, debajo de la cama. Se puso de costado acomodando su cabeza en uno de sus brazos, y se dispuso a contemplar a su novio. ¡Vaya locura! Ella había salido del país con el único propósito de aclarar su mente y ahí estaba, envuelta en un lío en el que jamás pudo haber sospechado. Con un dedo acarició el costado de su rostro, raspó la yema de su curioso dedo en la barba incipiente y desordenada que le andaba creciendo. Sonrió mientras dibujaba con su dedo el borde de la carita de Gabriel. Si, definitivamente esa sensación de calor en el cuerpo, y en el alma, jamás se la iba a despertar el que estaba esperando en Lima. De hecho, a ese ni lo conocía.

¿Sofí? —preguntó adormilado él mientras una mano muy pesada le aplastaba la cintura a ella.

Perdón, sólo te miraba un ratito. Eres tan lindo —susurró como él, sin ponerse a pensar que realmente estaba despertando—. Nunca conocí a nadie como tú.

Para mirar no hacía falta tocar, bonita.

Ella le sonrió pero no dejó de acariciarle el rostro.

¿Qué hora es? —preguntó abriendo por fin un ojo hacia ella.

Como las ocho, me parece —contestó ella con el dorso de la mano siendo besado por él, atrapándola en sus suaves caricias—. ¿Nos levantamos ya?

¿Cómo levantarnos, si apenas nos dormimos? ¡Dale, no seas así! Vení aquí y seguimos durmiendo, dale.

La aprisionó en sus brazos una vez más mientras la risa de ella acompañaba sus movimientos en todo instante, apegándose a él, buscando un poco de su calor corporal. Él aprovechó —como siempre— para andar toqueteándola en lugares que normalmente Sofía no permitiría. Le repartió algunos besos desordenados por la carita, sin necesidad de nada, sólo por el mero afán de apoderarse de ella, de sus labios, de su cuerpo una vez más.

Un corazón turquesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora