CAPÍTULO 11

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Con un esfuerzo titánico, Lena logró escapar de la mirada de Kara y volverse hacia la puerta de vidrio del balcón de su despacho.

—¿Qué tal si salimos a tomar un poco el aire? —dijo rompiendo el silencio.

Era más un ruego que una sugerencia, lo necesitaba con urgencia. De lo contrario, no sabía cuánto tiempo más soportaría tener a Kara tan cerca y no hacer nada al respecto.

—De acuerdo —asintió Kara.

Lena cogió la chaqueta que tenía colgada en el perchero y se la echó por encima de los hombros para no pasar frío. Kara la siguió de cerca, hasta que ambas estaban junto a la barandilla del balcón. La joven Luthor le dirigió una mirada fugaz y después descansó sus ojos verdes sobre el paisaje nocturno que tenían ante ellas. Sentía la necesidad de corresponder a la confianza que Kara le había demostrado aquella noche y empezó a hablar.

—Cuando los Luthor me adoptaron a los cuatro años... —Kara se volvió hacia ella, Lena tenía la mirada perdida en el horizonte— Lex fue quien mejor me recibió. Mi padre no era mal tipo, pero sí demasiado frío y estricto para una niña tan pequeña —Lena sonrió con tristeza—, así que el tiempo que pasaba con Lex era lo mejor de mis días.

—Algo me contaste hace tiempo, cuando vine a verte a L Corp tras escribir mi primer artículo sobre ti —señaló Kara.

—Es cierto —replicó Lena sonriéndole, para después volver a mirar la ciudad—, pero no te conté que, cuando tenía sólo trece años, mi padre murió, y mi querida madre me mandó a un internado en Irlanda, porque, según ella, sería bueno para mí, igual que lo fue para Lex años atrás —Lena respiró hondo—. Sé que, en realidad, sólo quería deshacerse de mí... yo le estorbaba y tras la muerte de mi padre, ya no se sentía obligada a tenerme en su casa... Mi madre no ganaría el premio de mejor madre del año —bromeó.

—Lo siento mucho —aseguró Kara consternada. Lena agradeció sus palabras con una ligera sonrisa y continuó hablando.

—¿Sabes?, al principio no fue tan malo el internado, todo el mundo quería ser mi amigo, mi familia era rica y poderosa, pero después... Lex empezó a mostrar su verdadera cara y todos me dieron la espalda, aunque el abandono que más me dolió fue el de Verónica.

—Verónica... ¿Verónica Sinclair? —Kara recordó lo que Lena le contó la tarde que fue a pedirle ayuda para localizar el club de lucha de aquella mujer.

—Sí, ya en el internado le gustaba que la llamasen Roulette, ella... ella me hizo creer que yo le importaba, pero sólo fue interés, para poder entrar en los círculos sociales más selectos.

—Pero últimamente volvió a acercarse a ti, invitándote a los espectáculos de su club —dijo Kara indignada.

«¿Qué clase de relación tenían en el internado? —se preguntó la kriptoniana—, ¿acaso Roulette quiere recuperar aquello?, más le vale que no vuelva a hacerle daño a Lena... oh Rao, ¿esto que siento son celos? —pensó frunciendo el ceño.»

—Claro, ahora que estoy regenerando el apellido Luthor, vuelvo a ser una mujer rica e influyente y a Verónica le encanta eso... como te dije, puro interés —Lena suspiró y bajó la mirada, contemplando sus manos descansando sobre el pasamanos de la barandilla—. Supongo que, realmente, nunca le he importado a nadie.

Kara apoyó su mano sobre la de Lena, haciendo que ésta se agitase ligeramente, no estaba acostumbrada al contacto físico y a los gestos de cariño espontáneos.

—Hasta ahora —afirmó Kara con una sonrisa cálida, comprendiendo la reacción de la joven Luthor.

—Hasta ahora... —repitió Lena con voz suave, mirándola con ojos brillantes.

Tierra - 40 [Supercorp]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora