Epílogo

2.6K 233 189
                                    


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Los últimos meses de mi vida, de nuestra vida, han sido los más felices que jamás haya experimentado, ahora sentado tras un escritorio en mi pequeña consulta miro por la ventana como mi hermoso niño arregla con cuidado el jardín que desea tanto cultivar, no deja de sonreír y de vez en cuando acaricia su ya pronunciado vientre hablándole a nuestro pequeño, seguramente contándole alguna fantástica historia de piratas, de algún tesoro, de un barco con una tripulación variada buscando el fin del mundo, porque así es él, un ser autentico que es feliz y al cual amo como un tonto.

Al principio fue difícil, sé que extrañaba a los suyos, soy un egoísta por querer a Luffy sólo para mí, para ser libre de demostrarle cuanto le quería sin que nadie estuviese en medio, de compartir nuestros despertares, nuestros desayunos, nuestros días y noches, todo lo que implicara nuestra vida, y esperar con todo el anhelo del mundo que llegase el día de ver por primera vez a nuestro trocito de felicidad.

Había momentos en que no nos soportábamos, en que yo tenía mucho trabajo, en que él se ponía melancólico, también habían momentos en que ambos sólo necesitábamos estar juntos en silencio para poder comunicarnos, finalmente enredábamos nuestros dedos para poder dormir con una sonrisa en los labios...

Cada mañana era diferente, mientras él servía los alimentos me gustaba verle moverse por la casa, hasta canturreaba alguna melodía, su voz es dulce, con el cariño que lo hace de seguro nuestro pequeño tripulante lo oye encantado.

Al medio día almuerzo en la consulta, y me paso más de la mitad del tiempo pensando si está bien, si habrá comido y todas esas preguntas que uno como padre se hace, dios seré padre y no puedo evitar sonreír cuando pienso en aquel momento que llegara en dos meses más.

Las tardes siempre son entre atender pacientes, algunos no tienen dinero y pagan con vegetales de sus huertas, con animales de granja o incluso con obsequios para nuestro futuro hijo, el pueblo sabe muy bien que Luffy es mi esposo y no han armado el alboroto del cual temía Luffy ser parte , en el pueblo hay un par de chicos como él, uno es rubio su nombre es Cavendish, está casado, su esposo Bartolomew era algo peculiar y espontaneo, pero eran agradables, a Luffy le complacía compartir con ellos y no estar tan solo, esperan a su segundo hijo, ambos son jóvenes o al menos así lo aparentan, con él he aprendido cosas sobre el estado de Luffy, cosas que no aparecían en los libros, la condición de los tan llamados" doncel" era fascinante, aunque con el rubio esposo de Bartolomew era más de cuidado, Cavendish sufría de una enfermedad a la sangre que o le quitaba el sueño o lo hacía dormir por días, dentro de todo parecía normal, y un joven muy dinámico y con energías, al menos para controlar a su esposo que parecía un crío más .

Nuestra pequeña casa a veces es inundada por ruidos de martillos y cosas por el estilo, con frecuencia me encuentro bajando a Luffy de alguna escalera o quitándole alguna herramienta con la cual podría hacerse daño, es imparable cuando se le ocurre alguna idea para decorar o construir algo para la habitación de nuestro tripulante, Luffy le ha llamado así y dice que él es un submarino que lo guarda hasta que sea el momento, Luffy es Luffy.

Mi VecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora