Un mal Día

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-Maldición como es que olvide desactivar la maldita alarma!-

Seis de la mañana y yo ya sin poder volver a dormir. Era algo difícil en la actual situación, me había decidido a olvidar y sacar completamente de mi vida a Kidd, pero estaba cortándome demasiado. Ya me había acostumbrado a que él estuviese a mi lado cada noche cuando regresaba de la universidad. Estaba ahí, preguntándome que tal había sido mi día, tanto con los estudios como en el trabajo que tenia. Pero ahora, solo era yo, en mi cama, solo. Si Kidd no me hubiera hecho sentir como una basura...

Pero desde que empezaron, los celos y desconfianza todo cambio. Hasta hubo un instante en el que intento levantarme la mano, eso no se lo perdonare jamas, por mucho que lo ame... amarlo? No, eso ya no es lo que siento por el... no, definitivamente, ya no lo amo, y tras verlo con uno de sus amigos en la misma cama que habíamos compartido un sin fin de veces... sacudí mi cabeza, apartando esos pensamientos tan dolorosos...y lo peor es que se atrevió a negar lo innegable...

No había nada que más que hacer. Aunque me tomara todo el tiempo del mundo, olvidare a Eustass Kidd.

Me levante, ya no podía dormir más, y ,lo peor es que era sábado, y me dolía la cabeza...maldición...

Un momento, porque ese mocoso idiota se me aparece por la mente? Tocar su torso... no, no, no! Solo lo examine, por sus heridas...Es una molestia, igual que su hermano!

Empece a ordenar las cajas que quedaban, y me dedique a ordenar especialmente, uno de los cuartos, no me vendría mal tener una pequeña consulta, en casa. Algo de dinero extra estaría muy bien...

Así, la mañana empezaba a avanzar, y ni cuenta me di cuando ya era medio día. Lo supe solo porque no paraban de tocar a mi puerta, pensé que si no abría, dejarían de insistir, pero no, cuando vi de quien se trataba, supuse que seria difícil tener una vida tranquila.

Era mi vecino. Mi vecino que traía un bento y tocaba sin parar a mi puerta. No me quedo más que abrir. Solo llevaba unos bóxer, así que me puse la bata.

-Buenos días Torao!- allí estaba ese idiota con una sonrisa a pesar de mi cara de enfado.

-Que quieres?!- le pregunte, con molestia, en serio estaba empezando a fastidiarme.

-Solo... te traía algo de comer...- su tono de voz disminuyo, pero su vista seguía fija en mi.

-No lo quiero, no molestes- dije llevando una de mis manos hasta mi cabello, y apartándolo de mis ojos.

De pronto note, que señalaba algo, y acercaba una de sus manos a mi cuerpo. La maldita bata se había abierto, y ahora, su mano tocaba mi torso. Sentí que la cara me ardía. Su toque se sentía suave al tacto, no lo niego, se sentía bien, y lo peor era, que me gustaba como se sentía, mientras delineaba, mis tatuajes con su dedo. Antes de que pudiese pasar algo más, detuve su recorrido.

-Si no necesitas nada por favor vete. Estoy muy ocupado...- si, esa era la mejor excusa para que me dejara en paz.

-Lo...lo siento, yo solo...- prácticamente, dejo el bento en mis manos a la fuerza, y con su cara completamente roja, se echo a correr hasta su apartamento. Mi cara de idiota, hubiera sido más que suficiente para que Sachi o Penguin iniciaran un plan para fastidiarme. El rostro aun me ardía, pensé que era por el mal estar que sentía desde temprano. Cerré la puerta, y tome mi temperatura, pero nada, estaba normal. Me preocupo un poco el echo de que ese contacto me hubiese puesto así.

Ni siquiera Kidd, había logrado ponerme en una situación semejante. Fui hasta la sala, allí me senté en el sofá, y deje el bento en la cocina junto al otro. Lleve mi mano hasta mi torso, haciendo el mismo recorrido, que ese tonto había echo... pero pronto lleve mi mano hasta mi rostro, cubriéndolo.

Mi VecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora