La Persona a la que Amo.. El Caballero de los ojos Brillantes..

Capítulo 8 - Una Noche repleta de emociones..

Capítulo 8 - Una Noche repleta de emociones..

Nos encontramos actualmente con la pareja en la cama, abrazados, y con la respiración entre cortada, habían usado casi al completo todas sus energías en complacer el uno al otro. Se querían y habían hecho realizad gran parte de sus deseos mas íntimos, tan impuros, pero a la vez tan nobles, de conocer el cuerpo y la esencia del otro, cada uno el de su amado, habían llegado a puntos de éxtasis que jamás habían conocido antes, ya que ambos realmente se estaban esperando, no era por falta de oportunidades, ya que ambos habían estado muy solicitados, ya no solo por su apariencia, sino por los rumores que corrían sobre su persona.

Abrazados seguían notando el calor que desprendían sus cuerpos, ambos querían más, querían entregarse plenamente en esta acto, cuerpo y alma, ya que lo anteriormente sucedido solo era un jueguecito comparado a lo que sucedería poco rato después, en el momento que ambos recuperasen toda la energía y pudieran darlo todo, querían que fuese bonito y romántico, pero a la vez, estamos hablando de sexo y tienen que tener puntos y momentos salvajes y apasionados, a mas no poder, hasta acabar extasiados, rendidos, complacidos y sin fuerzas.

Como todo esto ellos lo sabían, no por experiencia, sino por lo que habían visto u oído por otras bocas, decidieron esperar un poco más y seguir disfrutando del cálido calor de sus abrazos y fundiéndose en tiernos y cálidos besos.

Keith que seguía abrazando a Nadja con sus fuertes brazos, la deja de sostener un momento, va al armario y del extrae una camisa blanca, la que el siempre usaba y se la da a Nadja para que se cubra. Nadja se la pone y se da cuenta que le queda casi igual de larga que un vestido, pero muy corto, cosa que dejaba entre ver todo el muslo y obviamente la camisa no era opaca y se dejaba ver su esbelta silueta. Keith ante tanta belleza se queda paralizado, aun le costaba creer que de verdad la tuviera ante sus ojos.

Keith: Nadja, antes de proseguir he pensado que mejor será que nos tomemos un baño juntos, nos relajemos y después de eso, cenar para poder tomar fuerzas renovadas y más hambrientas y apasionadas que antes, nuevas ganas de poseerse mutuamente.

Nadja: Me parece bien Keith, así podremos disfrutar mucho de ese momento, que ambos llevamos esperando durante años, y de esta manera será inolvidable. "Le giña un ojo"

Keith ante la tranquilidad, la seguridad y el morbo que desprendía la chica, se sonroja, y se podía dar cuenta de que la deseaba aún más que antes.

Keith va dirección al cuarto de baño y comienza a preparar las toallas, los jabones y el agua caliente para la bañera, pensaba crear una de las escenas más románticas que pudiera. Coge unas cuantas velas que habían quedado sin uso y las enciende y las coloca en sitios estratégicos del cuarto de baño, para poder iluminar las diferentes escenas que estaban por llegar.

Nadja espera de pie en la puerta del baño, con su camisa, que le venía de vestido y el cabello despeinado. Nadja huele la camisa y nota la esencia de Keith, cosa que la hace estremecer. Entre ese olor y poder observar a Keith que no se había cubierto el cuerpo y estaba moviéndose libremente por la casa sin ninguna prenda que cubriera sus intimidades, estaba perpleja observándolo, ya que se enamoró del chico, hace unos años en el orfanato, pero ahora viéndolo así, estilizado, fuerte, robusto y con el cuerpo plenamente formado, se daba cuenta de que fue su primer amor, el chico que se apodero de sus sueños y el hombre que se apoderara de ella en el presente y en el futuro. No tenía ninguna duda de sus pensamientos, le amaba.

Keith ante la presencia de la joven se gira y observa a Nadja con su camisa puesta, la ve de una manera tierna, pero a la vez muy sensual, ya que podía observar toda la silueta de la joven, su pelo largo tapaba gran parte de las vistas pero brillaba a la luz de las velas, no era la niña que le robo el corazón, ni la niña que rescato en el orfanato, sino que era la mujer que se apoderaba de su mente y de sus sueños, por la cual estaría dispuesto de darlo todo, arriesgando su vida si fuera necesario.