Capítulo 31

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Cuando Shinomiya y Nanashima llegaron a la casa del segundo, enseguida recibieron la bienvenida de parte de la pequeña Kirari. Aquellos ojos verde limón de la niña no tardaron en escanear al castaño de arriba hacia abajo, y después de aquella extraña revisión, la rubia dejó de lado su atención hacia el chico.

– Bueno, Shinomiya – Habló el mayor – Ponte un delantal y comencemos – Le ordenó mientras le señalaba con el dedo índice el lugar donde había dos delantales colgados. Uno azul y otro verde. Shinomiya tomó el verde, notando que Kirari también tenía puesto uno pequeño, color rosa y con encaje.

– Nanashima-senpai, sé que dijo que iba a ayudar a su hermana con los chocolates, pero creo que lo que compró es demasiado para un niño – Comentó el castaño.

Hayato sacó los diferentes tipos de dulces de la bolsa de compras, notando también algunas fresas y trocitos de nuez, además de relleno de vainilla que él había comprado junto con chispas de colores. Nana le vio con el ceño fruncido pero con las mejillas rojas.

– No olvides que estamos contando también tus chocolates, idiota – Se defendió.

– Aun así, sin contar lo que yo compré sigue siendo demasiado – Se quejó ignorando el insulto hacia su persona. Entonces, a Hayato se le prendió el foco – Espere... – Shinomiya miró al rubio con una sonrisa de oreja a oreja y mirada escalofriante – ¿Nanashima-senpai tiene un enamorado? – Se burló de él.

– ¡C-Claro que no! – Negó el mayor con el rostro completamente bañado en rojo.

– ¡Sí, claro que no! – Reforzó la niña, quien había escuchado la extraña conversación que su hermano había tenido con su Kohai – ¡Onii-chan es mío! – Lloriqueó ella, logrando que Shinomiya se callara para no soportarla.

Sin embargo, por más que no salieron más palabras de la boca del menor, las miradas nada disimuladas y las indirectas no tardaron en llegarle a Nozomu. Shinomiya tenía bien en claro quién era la persona que recibiría aquel postre que el rubio estaba haciendo con tanto esmero. Por otra parte, también se dispuso a terminar el suyo.

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Día de San Valentín. El rojo y rosa inundaban por completo la escuela; globos de todos los tamaños en forma de corazón había en cada rincón, las rosas, y otras flores no podían evitar soltar su aroma, los osos de peluche gigantes y medianos eran un pequeño obstáculo si no los veías, porque podrías tropezarte con ellos. Y claro, no olvidemos los chocolates.

– Chocolates para Shima-chan: listo. Para A-chan: Listo. Para Shinomiya-kun: listo. Para Nanashima-kun: listo. Para Igarashi-kun: listo. Solo faltan los chocolates para Mutsumi-senpai y habré terminado con mis entregas – Se murmuraba a sí misma Serinuma, mientras caminaba con una cajita de chocolates en la mano.

– Gracias por los chocolates, Serinuma – La voz de su compañero pelinegro le llamó la atención. Igarashi la había encontrado por los pasillos mientras buscaba a su mejor amigo, y claro, no pudo evitar agradecerle por el presente. Aunque si era honesto, no era muy fan de lo dulce.

– ¡Ah! Igarashi-kun – Le sonrió la chica con amabilidad – No fue nada, me gusta hacerle saber a mis amigos lo importantes que son para mí – Dijo con sinceridad.

– ¿Y qué hay con Nishina y Nakano? – Preguntó un muy curioso Yuusuke. La expresión de Kae se tornó seria de repente, y su mirada se perdió en el infinito – ¿Serinuma? – Le llamó él.

– Aun no resolvemos nuestras diferencias – Habló la chica de cabellera negra purpurina, pues aunque les había dejado chocolate a ambas chicas, sabía que ahí no acababa el alboroto – Prefiero no hablar del tema, Igarashi-kun.

– Ya pues, lo siento – Se disculpó el pelinegro rascando su nuca con nerviosismo. Entonces sus ojos púrpuras notaron la caja en las manos de la chica – ¿Y ese regalo? – Kae despertó de su trance.

– ¡Ah, es cierto! Debo ir a buscar a Mutsumi-senpai – Dijo la chica, aunque fue más para ella que para hacerle saber a Yuusuke – Nos vemos, Igarashi-kun – Se despidió mientras se alejaba trotando del pasillo. El pelinegro la vio irse con una sonrisa.

Igarashi se fue silbando hacia su casillero, mirando a las chicas a su alrededor repartiendo chocolates. Le dieron unos cuantos en su camino, y él los aceptaba con amabilidad. Sin embargo, todos eran demasiado... dulces. No es que le desagradara pero, a veces el chocolate dulce le empalagaba la boca.

Cuando llegó a su casillero y lo abrió, se sorprendió de ver una caja en forma de corazón color azul, con decoración simple pero linda, y con una nota escrita en un post-it color azul cielo donde se podía apreciar la frase: Will you be my valentin? Y la "misteriosa" firma del responsable. Igarashi curveó una ceja. ¿En serio? ¿N.N.? Sonrió de forma honesta antes de abrir la caja y mirar el contenido.

Guardó todo lo que tenía en su casillero y tomó la caja azul de corazón, mientras caminaba hacia algún lugar con esta en sus manos. Debía buscar a su valentin...

¡Me Gustas, Senpai!Where stories live. Discover now