Estoy en un paraíso artificial
con luces de vidrio
y pétalos de cristal.
Me siento como una rosa
y no sé
si es el tinte o mis heridas
las que me hacen ver más roja.
No lloro desde los 3
y no río desde los 8.
Tal vez sea un Tal vez
lo que me tiene al revés
porque siempre termino mis poemas
con el mismo punto infinito
que solía darles validez.
Me cansé de ser un laberinto
en donde se pierden todos.
Ahora quiero ser aquel lirio
que lleva un pájaro en su pico,
para volar y presumir
de mi falsa libertad
aunque termine en un lugar
al que nunca llamaré hogar.