La extraño tanto, Elvira
y nunca la tuve
pero aunque fuera nube, la atraparía.
Cuando la veo, navego en el desasosiego
y me pierdo entre sus pestañas
tan tranquilas y vivas como el aire que emana.
No es que esté muriendo,
estoy volviendo a la vida
pero no quiero vivir sin ella
mi musa imperfecta y abatida.