XIV

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- Tú... ¿estamos esperando un bebé? – Lauren estaba de pie, observando a su esposa. - ¿Vamos a tener un bebé? – El shock por la noticia era tal, que ninguno se había percatado de que Lauren estaba libre de la silla y las cuerdas. 

Ninguno se dio cuenta cuando Lucy abandono la habitación.

Camila que estaba tratando de no contener el aliento, sintió una pequeña alegría, al ver la reacción de su esposa. No era la mejor forma de darle la noticia, ni tampoco el lugar indicado, pero sus ojos brillaban y tenía una sonrisa en la cara que le dijo, que si ella se lo hubiese dicho en su casa, con una linda cena como había planeado cuando se enteró, Lauren se hubiera puesto pletórica de alegría. 

Lauren se acercó a su esposa, al darse cuenta de que aún seguía esposada a la cama, reaccionó. Aún estaban retenidos. Giro hacia Alexa para tratar de convencerla de que las dejara ir o por lo menos liberara a su esposa.

Las palabras murieron en su garganta al ver la expresión en el rostro de ella. Tenía una mueca diabólica, con el ceño y los labios fruncidos. Los ojos brillaban de odio y furia, su cara estaba totalmente roja, y el blanco de aquella furia, era Camila.

En el momento en el que Alexa se abalanzó contra su esposa, Lauren salto delante, protegiéndola con su cuerpo. Era increíble la fuerza que una mujer menuda como Alexa, tenía. Ella chillaba y gritaba insultos, mientras forcejeaba contra Lauren. A pesar de que jamás le había levantado la mano a una mujer, el instinto de defender a su esposa e hijo, hizo que le diera un derechazo a la mandíbula. Alexa cayó al suelo con un chillido, haciéndose una bola en la alfombra. 

Lauren giró y miro alrededor de la habitación, buscando la forma de romper las esposas o una llave que liberara a Camila. A penas se había dado la vuelta, cuando un golpe la tumbo al suelo. Alexa estaba frente a ella, con la silla en las manos. Lauren giro su cuerpo al mismo tiempo que Alexa, destrozaba la silla en el suelo, tratando de golpearla. Un dolor en el hombro, le dijo que no había sido del todo rápida, para evitar el golpe. 

Un estruendo en la puerta hizo que todos desviaran su atención hacia allí. Lucy estaba parada detrás de unos oficiales de policía. Un ruido de sirenas comenzó a llenar el aire. 

Antes de que los uniformados se llevaran a ambas mujeres esposadas, Lucy se giró hacia Lauren con expresión acongojada.

-Yo nunca quise hacerte daño. Realmente te amaba. Lo siento. – Con su esposa en sus brazos, ella no pudo evitar pensar que si Lucy realmente la amara, como ella amaba a Camila, jamás la habría obligado a nada, ni puesto en peligro.

Infiel - CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora