Benjamin sonrió, actuaba de forma amigable mientras comenzaba a relajarse al notar que ella estaba igual de nerviosa. Su acento era fuerte mientras hablaba —. Está bien. Creo que ambos fuimos tomados con la guardia bajo, tal vez es mejor volver a empezar.

      Ella asintió —. Sí, definitivamente hagamos eso. Soy Violet Uley y esta es mi manada, mi hermano, Sam, es el alfa.

      Ella hizo señas hacia Sam, quien asintió hacia los vampiros.

      Benjamin reconoció a todos los lobos con un asentimiento por igual, su compañero sonriéndoles. Él volvió a girarse a la morena frente a él —. Soy Benjamin y ella es mi compañera, Tia, no creo en esa estúpida profecía cuando la tengo a ella a mí lado.

      Benjamin soltó a Tia para rodear su brazo a su alrededor, sus ojos casi convirtiéndose en piscinas de adoración mientras miraba a su pareja. Ella también le miraba con felicidad.

      Violet sentía su estómago apretado, su pecho se contrajo ante aquello porque extrañaba a Emmett. En un sentido, él estaba con Tia, él no era tan silencioso como lo era Tia, pero él siempre permanecía a su lado. Tia intentaba mantener su respiración estable.

      —Es bueno conocerlos a ambos y gracias por la idea. No supongo que me ayudaras con el control, no puedo mantener mis manos sin encenderse—, comentó ella, mirando hacia abajo con calma.

      —Bueno, he estado haciendo esto por un tiempo—, asintió Ben, soltando a su pareja. Tia dejó su lado, parándose al lado de Jacob quien le sonrió y se cruzó de brazos.

      —Ben es increíble con estas cosas, Vi, ¡deberías ver el tornado que hace!—, habló Jacob con entusiasmo.

      Violet notó que, a pesar del apodo, Benjamin realmente disfrutaba la compañía de Jacob. Sus pequeñas risas cada vez que Jacob mencionaba su nombre de aquella manera lo entretenían, aún no pudo evitar hacer un comentario.

      —Me disculpo por mi mejor amigo aquí, él es el rey de una peste molesta—, murmuró ella.

      Benjamin se encogió de hombros, mirando a Tia quien parecía estar disfrutando la charla —. No, está bien, Tia y yo disfrutamos de su compañía. Derrota el silencio que conseguimos de los clanes en la casa. Al menos, él es un poco sarcástico.

      —Bueno, sí que lo es—, asintió ella, volviendo su atención a la tarea y mirando a Benjamin —. Entonces, ¿con qué hay que empezar?

      — ¿Cuál es el problema para ti?—, respondió él.

      —Fuego, no puedo controlarlo—, respondió ella con un asentimiento. Mirando a sus manos, continuó —. En realidad, todo. No puedo ponerlo bajo control, especialmente cuando mis emociones parecen volverse malditamente locas.

      Benjamin pareció comprender, juntando sus manos antes que el fuego emanara de las yemas de sus dedos. Él movió sus manos como olas, manteniendo el fuego a un mínimo hasta que, finalmente, desapareciera con un rápido movimiento de su mano. Violet lo admiró, su mandíbula casi cayendo en cuanto las flamas desaparecieron sin dificultad, a ella le costaba demasiado el hacer algo así.

      —Creo que intentas enfocarte demasiado porque hay otras cosas nublando tu mente. Nuestras poderes parecen estar a un nivel más celular y eso significa que nos debemos sentir bien física y mentalmente y, considerando que no nos enfermamos ni envejecemos, debe ser la última para ti, Violet. Creo que necesitas solucionar tus problemas antes de empezar tu entrenamiento—, explicó Benjamin, provocando que el corazón de Violet se achicara mientras sentía cual era la razón de su fracaso. Todo el estrés que la había abrumado los últimos días no mejoraban la situación, de hecho, causaba que ella estuviera en peligro.

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