Cinco días. Ese era el tiempo exacto que faltaba para la boda que podría cambiar o arruinar mi vida y cinco días era el tiempo exacto que no veía a Axl. Desde el beso no había vuelto a aparecer en casa y cuando le preguntaba a Izzy sobre él no respondía, algo no encajaba en toda esta situación. Trate de llamar a Jane varias veces pero nadie contestaba ¿me estarían ignorando? No lo creo.
El fin de semana había llegado y a mi padre se le ocurrió la maravillosa idea de ir a la playa. No es que no me gustara pero… joder, no estaba de humor siquiera para moverme y para completar la situación se le había ocurrido que llevemos a algún amigo. Izzy llevaría a Duff ¿y yo? Yo llevaría a Katte, quizás podría lograr que se confiese a Duff de una vez por todas.
Me revolví entre las sábanas apretando mi rostro contra la almohada. El sol y el calor eran insoportables y mi humor en las mañanas no ayudaba. Con esfuerzo logré por fin levantarme y bajé a la cocina. Nadie. Ni una mísera alma. ¿Acaso todos se habían ido al mismo tiempo?. Abrí el refrigerador y un papel se calló de la puerta.
-“May:
Fuimos a comprar los víveres para la playa, el desayuno está sobre la mesa.
Te quieren, Papá, Mamá e Izzy”
Hice el papel una bolita malhecha y la tiré al cesto. En unos minutos había acabado de desayunar y estaba viendo televisión. Bostezando recordé llamar a Katte para ver si quería acompañarme.
-¿Hola?
-¿Katte?
-Oh, no, soy su madre, ¿quién es?
-Hola, señora, soy Mayra, ¿está Katte?
-Claro, ahora te paso.
Esperé unos minutos golpeando mi pie contra el piso hasta que se escuchó una voz detrás de la línea.
-¿May?
-Hola Katte- sonreí aún sabiendo que no podía verme- en la tarde iremos a la playa y ya sabes… quería saber si querrías venir.
-¡Si!- exclamó y yo solté una risita- ¿a qué hora?
-Luego de almorzar salimos, pasaremos a recogerte.
-Genial, bien… adiós May…
-¡Oh, antes de que cuelgues!
-¿Sí?
-¿Sabes algo de Jane?
-Eh… tengo que irme, luego te digo.
Y cortó. ¿Qué les pasaba a todos? ¿Me estaban ocultado algo? Con un millón de preguntas en la cabeza fui al baño a lavarme la cara. ¿Qué me estarían ocultado?
-<<Demasiadas preguntas para una mente pequeña ¿No, Mayra? >>
-Mira, mini-yo o lo que seas, no estoy de humor para tus lindos comentarios.
Miré mi reflejo varias veces en el gran espejo que adornaba el baño. Estaba sola, o no totalmente, mi reflejo permanecía allí. Lo necesitaba a él, necesitaba a Axl, necesitaba saber que estaba pasando.
La hora del almuerzo llegó. Mi hermano entró por la puerta principal junto a mi padre cargando una tonelada de bolsas y una sonrisa se formó en su rostro al verme. Corrí a abrazarlo, quería que alguien me abrazara. Izzy me correspondió dejando todas las bolsas esparcidas por el suelo.
-Se que tienes dudas- susurró en mi oído- pero luego las resolveré a todas.
Asentí un poco confundida.
Terminamos de comer entre risas y empacamos las cosas para el día en la playa. Cambié mi pijama por un short alto negro y una remera sin mangas color amarillo. Me coloqué el bañador abajo y fui a la sala donde ya estaba Duff junto a Izzy.
-¡Duff!- me lancé a sus brazos y él besó mi frente.
-Hola, mi pequeña, ¿cómo has estado?
-Bien… creo- suspiré.
-¡Vamos chicos, se nos hace tarde!- Andrea gritó desde el auto y los tres nos pusimos en marcha.
Pasamos por la casa de Katte y al ver a Duff ahí casi se le cae la mandíbula. Reí ante su exprecion e hice una seña para que entrara.
-May, uno tendrá que ir en las piernas de alguien, de otra forma será imposible que entren, a menos que alguno quiera ir en el baúl- mi padre rió.
-Yo iré en las piernas de Izzy- me ofrecí- Katte, siéntate junto a Duff.
Asintió tímida, no tenía otra opción.
Luego de un largo rato lleno de bromas y quejas de mi hermano porque las piernas le dolían, llegamos a la playa. El lugar era simplemente hermoso. Aguas cristalinas, arena casi blanca y una parte llena de vegetación daban ese toque magnifico y natural que tanto me gustaba. Mi hermano me empujó prácticamente fuera del auto y no hice otra cosa que sacarle la lengua y correr al agua.
Los chicos también bajaron y Duff sorprendió a Katte por detrás cargándola y tirándola al agua. La pobre casi se ahoga, pero de la risa al ver la expresión del rubio cuando fingió ahogarse.
Así nos pasamos la tarde, haciéndonos bromas y riéndonos de las estupideces que decíamos. La noche calló de repente e hicimos una fogata con ayuda de mi padre. Nos sentamos alrededor de ella y comenzamos a hablar pero lo que yo realmente quería hacer era aclarar mis dudas.
-Izzy- lo llamé- tú me prometiste algo esta mañana.
Suspiró.
-¿Qué plan diabólico tienen ahora?- Duff hizo una mueca mientras apoyaba su cabeza en el hombro de Katte.
Ambos reímos.
-Ninguno, debe aclararme algunas cosas, al igual que tú, Katte- la señalé acusándola- Ahora, hablen.
-¿Qué quieres saber?
-¿Dónde están Axl y Jane? ¿Me están ignorando?
Ninguno dijo nada, bajaron la cabeza con una expresión de tristeza.
-Respondan… por favor- supliqué con un hilo de voz.
-May…- Duff habló- Axl… regresó a Los Ángeles.
Mi corazón se detuvo. Los ojos se me inundaron de lágrimas. No iba a soportar otro año sin él, no podía soportarlo. Corrí ignorando los gritos y peticiones de mis amigos y mi hermano. Me encerré en el auto a llorar, a llorar y nada más que llorar.