Capítulo 15

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Un poco más relajada, pero con su corazón a punto de estallar por lo vivido en el parque, Tea entró a su casa.

-¡Ya llegué!

No obtuvo respuesta. Al mirar el vestíbulo descubrió que una de las lámparas de la mesa estaba tirada en el suelo hecha añicos. Asustada, con el corazón en la palma de su mano, se dirigió a la sala donde encontró a Yami respirando entrecortadamente arrodillado en medio de un desastre de libros, papeles, lámparas y objetos regados por todo el suelo.

-¡YAMI!

El tricolor volteó cuando oyó su nombre, la chica corrió a él y lo abrazó llena de pánico arrodillándose frente a él.

-¿Qué te sucedió? ¿Qué pasó aquí?

Para la sorpresa de Tea, Yami la apartó con el brazo alejándola de él.

-Yami ¿qué pasa?

-Me tiene harto todo.

-¿Todo? ¿De qué hablas?

El rostro de Tea reflejó miedo, confusión y angustia.

-Ya no quiero esta vida. Siempre estoy aquí todo el tiempo mientras tú sales y haces lo que se te viene en gana.

De nuevo el crecimiento del chico fue acelerado, más o menos 18, 19 años, era normal esa actitud rebelde.

-Yami, es por tu bien. Afuera hay cosas que no estás preparado para ver.

-¿Preparado? Por favor, no me hagas reír. Me tienes como si fuera un animal y no un humano. No sé cómo puedo seguir aquí aguantando este infierno en el que me mantienes cautivo.

-No digas eso.

Las lágrimas se derramaron por los orbes de Tea mientras su cara mostraba una mezcla de miedo y ansiedad. Quiso abrazarlo, pero Yami la empujó esta vez con más brusquedad.

-No me toques.

El bello rostro de Tea estaba bañado, literalmente, por las lágrimas que continuaban saliendo sin parar.

-¡No! ¡No, Yami! ¡No me hagas esto!

-Quiero ser libre. Poder salir como tú, tener una vida, un sentido a mi existencia.

-El sentido de tu existencia es estar aquí conmigo.

-¿Encerrado? ¿Por siempre hasta que me muera?

La castaña supo entonces que él tenía razón. No podía seguir de esa forma por siempre. Él debía de salir como una persona normal, la cuestión era que ni ella misma sabía cómo lograría que él pudiera tener una vida común si ese chico era sólo un experimento, una creación, un hombre artificial.

Bajó la cabeza, sus hombros temblaban mientras lloraba calladamente. Al verla tan vulnerable, Yami se sintió mal por ella, había sido brusco con la que hasta ahora parecía ser su único contacto con el mundo.

-Tea...

Su voz estaba más tranquila, de pronto no sabía cómo actuar para hacerla sentir mejor. Era consciente de que había lastimado sus sentimientos, su comportamiento era egoísta aunque no dejaba de ser honesto.

La castaña no levantó la mirada, continuo llorando lo más silenciosamente posible, tratando de no estallar internamente.

Esta vez fue Yami el que se conmovió. Se arrastró hacia Tea y la abrazó dulcemente.

-Perdón, perdóname Tea.

La chica correspondió el gesto y lo abrazó igualmente, pero el llanto siguió brotando de sus ojos azules escurriendo por todo su rostro.

Crepúsculo de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora