CAPITULO 35

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Terminé de maquillarme y corrí escaleras abajo. James, junto con Danielle, reían a carcajadas.

-Me llamas si necesitas algo. -le dijo. Ella asintió. - Ha sido un placer tenerte aquí en casa, primita. -sonrió con simpatía. Danielle le devolvió el gesto.

-Lo se James, para todos es un placer tenerme en sus casas. -río, James se unió a las carcajadas. - Nos vemos el día de la boda. -sonrió.

-Claro que sí. -le dijo él, con la misma sonrisa.

-Nos vemos _______. -dijo casi en un grito al verme bajar, escalón por escalón.

-Nos vemos Danielle. -le sonreí y la estreché en mis brazos. - Nuevamente, disculpa por las acusaciones y gracias por divertirme esta mañana cuando no pude pegar un solo ojo. - ella río. - Es enserio, espero verte luego de la boda, también.

-Oh, claro. Dalo por hecho, linda. -sonrió. - Y te debo una disculpa y también. -nos separamos y ella acomodó su cabello. - He sido una estúpida, debí presentarme antes de que sacaras esas conclusiones. -río. Le sonreí al igual que James lo hacía.

-Nos vemos en tres días Dani. -le dijo James. Ella golpeó el hombro del chico y se montó en el taxi.

El vehículo encendió su motor y pronto comenzó a andar por la calle. James tomó su celular y tecleó algo. Yo, por mi parte, acomodé mi falda y luego lo miré.

- ¿Nos vamos?

-Claro. -sonreí.

- ¿No llevas bolso? -preguntó.

-No, no tengo nada que llevar allí. -reí. Torció los ojos y río.

-Ya, vamos. -me dio un leve empujón por la cintura.

Juntos, subimos al auto y nos abrochamos los cinturones. James encendió el motor y en menos de diez segundos ya habíamos comenzado a andar hacía la empresa.

- ¿Pongo música? -preguntó. Asentí y el encendió la radio.

- ¿James? -pregunté con curiosidad.

-Dime...

- ¿Por qué me has dicho que no teníamos habitación de huéspedes?

-Porque se me ha ocurrido. -río.

-Oh, tu ocurrencia ha sido genial. -dije irónica mientras causaba su risa.

-De todos modos, no he conseguido lo que quería. -dijo y volteó a la siguiente calle.

-No lo obtendrás, nunca James, nunca.

-Como digas. -río. - Pero te has quedado a dormir dos noches junto a mí.

-Pero porque tenía miedo. -me excusé.

-Si, claro. -dio rienda suelta a una carcajada. - ¿Y no se te ha ocurrido inspeccionar un poco más la casa?

-Ciertamente, no.

-Bueno, pues, ese, ha sido tu error. -aparcó el auto mientras hablaba.

-Ya cállate. -me desabroché el cinturón de seguridad y bajé.

-Toma mi mano ______. -dijo corriendo tras de mí.

-No.

-Vamos, hoy, recuerda lo que hemos hablado.

-Okey, okey, ven y tómame la mano. -me quedé quieta y el pasó por mi lado, llevándome junto con él.

-Eres muy liviana. -río.

-Y tú, eres muy imbécil. -dije. Besó mi mejilla.

-Ahora, tienes que amarme. -sonrió.

Entramos en ese edificio, que yo, había conocido tan solo un mes atrás. James firmó unos papeles a la entrada y luego nos metimos en el elevador. Tan pronto como este llegó arriba, salimos y comenzamos a caminar.

LA BELLA Y LA BESTIA (JAMES MASLOW Y TU)Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz