Sus besos húmedos y apasionados encendían fogosidad en mi cuerpo, su mirada nublada de deseo me invitaba a sentir algo que solo había experimentado dos veces en mi vida y James había sido el causante de lo anterior.
Me senté sobre su cuerpo mientras él se acomodaba sobre la cama conmigo encima. Quitó mi campera y la tiró al suelo junto con la suya, comenzó a dejar un sendero de besos sobre mi cuello y así dio la vuelta para dejarme debajo de él. Sonrió, sabía que ahora yo estaba en su poder.-Déjame decirte que he estado esperando esto desde que te vi en esa maldita subasta. -confesó entre jadeos. - No te vayas como la última vez. -me dijo al oído.
-No lo haré Mals. -respondí tensándome ante sus caricias sobre mi sostén.
Y estaba más que claro que iba a pasar, aún que mi corazón acelerado no era solo excitación, si no también miedo y nerviosismo que me carcomían por dentro. Era mi primera vez y por más que quería tranquilizarme, sabía que iba a doler y que James no iba a ser muy piadoso a la hora de estar unidos.
Acarició mi rostro y tiró su camisa a alguna parte de la habitación.- ¿Estas bien? -preguntó besándome con ternura.
-Si. Sí. -respondí agitada. Detuvo los besos y caricias, me miró con detenimiento.
-No seguimos si no quieres.
-No he dicho eso James. -dije sin siquiera mirarlo.
-Hey, no te estoy obligando. -pasó su mano por toda la extensión de mi pierna. - Es en serio, podemos dejarlo aquí.
-No será como la otra vez. -dije.
-______, te repito, no te estoy obligando. Dejémoslo aquí, ¿sí? Puedo esperarte, pero no más que hasta la luna de miel.
-James no tienes que esperarme, te he dicho que sí. -dije en un grito.
-Tranquila. -procedió a besar mis labios. - Sin presión, cariño. -levantó mi remera hasta donde se encontraba el sostén. - Te queda a la perfección. -me halagó sin pensarlo dos veces. Le dediqué una sonrisa y le planté un beso sobre sus labios.
-Ya no pares James. -dije excitada. Sonrió para seguir con su juego de besos y caricias.
-Tus deseos son ordenes princesa. -besó mi ombligo haciéndome estremecer. - Pero debes esperar, todo a su debido tiempo. -repitió la acción anterior. - Vamos, quiero oírte pedir por mí. -susurró mientras desprendía su pantalón.
Tres golpes secos en la puerta hicieron a James fruncir el ceño. ¿Qué interrumpía esta vez?
-Hagamos como que no pasó nada. -dijo antes de seguir. Dos golpes más lo hicieron gruñir y mi paciencia se agotaba. - ¿QUIÉN? -gritó enojado.
-Kendall. -dijo del otro lado de la puerta.
- ¿Qué coño hace este aquí? -me preguntó como si yo supiera.
- ¿Yo que se Maslow? -respondí malhumorada.
-No importa, dile que se vaya.
- ¿Cómo voy a decirle eso James? -mi seño se frunció al igual que el de James.
- ¿Pueden abrirme? -preguntó con ternura que en este momento me sacaba de quicio.
-Si, ya vamos. -dijo James de mala gana. Se levantó de la cama y abrochó su pantalón. - A este imbécil lo mato apenas abra la puerta así que prepara tus maletas porque nos vamos de aquí. -dijo acomodando su camisa sobre su cuerpo.
Me levanté de la cama y bajé mi remera para luego ponerme los jeans.
-Yo voy James.
-No _____, voy yo. Vamos a ajustar cuentas. -me tomó del brazo y me zafé de su agarre.
YOU ARE READING
LA BELLA Y LA BESTIA (JAMES MASLOW Y TU)
RomanceQue feo es cuando la persona que mas amas es la persona más fría del mundo. Que feo es que le intentes demostrar tu amor y te saque a patadas de su vida. Que feo es que tu seas la pobre e indefensa presa de sus castigos y malas costumbres. Vivir con...