una chica de cabellos azules y largas coletas miraba el tazón plateado que tenía en la mano, lo estaba logrando. giró los ojos en dirección al pequeño calendario que tenía pegado en el fridge, era 13 de febrero.
al día siguiente terminaría la semana escolar, suspiró aliviada por finalmente descansar. había elegido el día de san valentín para confesarse, era un poco cliché, pero a ella no le importaba.
por supuesto que usagi no tenía ni la más mínima idea de cómo hacerlo, ¿debía decirle que le gustaba e irse? ¿qué pasaría si él la rechazara? o peor aún, ¿qué pasaría si fuera correspondida? la muchacha comenzó a batir su mezcla para evitar pensar en lo mismo.
lo único que tenía en su mente era terminar los chocolates para su san valentín, freddy.
"¡mira estos moldes!" —ella dió un pequeño salto por el susto. rápidamente, ella giró para encontrarse con su madre, la cual la había descubierto.
la mayor le extendía dos moldes en forma de corazón para hornear el chocolate y esperó que su hija los tomara.
"gracias" —susurró la de ojos verdes con la mirada baja y ligeramente sonrojada de la vergüenza.
"sóbrame algunos, eh" —bromeó su madre para retirarse de la cocina.
usagi dejó el tazón en la mesa y dió pequeñas palmas en su rostro, tenía que hacerlo bien, tenía que impresionar al castaño.
inmediatamente comenzó a mezclar la cocoa y la mantequilla para agregarlo en agua caliente.
al terminar, limpió los moldes en forma de corazón y pensó en todas las cosas que había pasado junto a freddy. él era un chico tierno y amigable, incluso un poco tímido. para la chica era alguien perfecto, a pesar de que su otra personalidad era un poco fastidiosa, a la muchacha no le importaba. le gustaba tal y como era.
agregar la leche y el azúcar no fue problema, en realidad cocinar era algo en que la peliazul destacaba ya que era un pasatiempo que realizaba con su abuela desde que era muy pequeña.
con el chocolate en los moldes, decidió colocarlos en el fridge. para la mañana siguiente ya estaría listo y los entregaría al castaño.
usagi corrió nerviosa a su habitación para ponerse la pijama y ensayar su declaración frente al espejo.
lo iba a lograr, pero primero, debía de descansar y esperar que el día de mañana sea el mejor.
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