Méritos involuntarios

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En la próxima semana, Ross se dedicó a asediar de manera romántica a la recepcionista, Marie. Al principio sólo la visitaba y se dedicaba a preguntarle que tan artísticos le parecían los cuadros que colgaban de las altas paredes blancas y lisas de la recepción, Marie parecía extrañada y hasta podía pensar que era parte de su plan malévolo de entrar a la compañía, pero Ross superó todas las expectativas posibles cuando le pidió su número e incluso al salir de ahí el mismo se descubrió asombrado y de cierta manera, divertido. Marie era una chica de 20 años recién cumplidos, era una chica de cabello corto y rizado, castaña y con unos bonitos ojos avellana, era más bajita que Ross y tenía una sonrisa peculiar, un poco angular pero a la vez muy brillante y recta; Ross no creía que fuera fea, pero según él, Marie no era su tipo. Después de salir con el número de Marie en su teléfono, sintió una pequeña satisfacción... Y la necesidad de encontrar trabajo.
Bajó del edificio y se dedicó a caminar hacia las tiendas, algo le habría de gustar y en algún lado debía encajar.
Caminó hacia una tienda H&M porque solicitaban personal de limpieza, entró y salió de ahí muy inseguro, gracias a los demás aspirantes. "¿Por qué van tan elegantes?" Se preguntaba al ver a cada solicitante delante de él, hasta que se dió cuenta de que la jefa por su manera de caminar y referirse a los demás, era muy elitista.
Ross estaba molesto, la mayoría de las tiendas parecían lo mismo, a medio día decidió detenerse a tomar un café frío en una cafetería pequeña llamada "Wallys", el chico que lo atendió, (el único que había en el local), era un rubio algo bajito, con un porte bastante amable e incluso lo supo porque pudo bromear con él, Ross decidió tomar una mesa cerca del mostrador, revisó su celular para ver si alguno de los chicos le había llamado, pero ni una sola notificación. Estaba a punto de irse, hasta que en los últimos sorbos, el chico se le acercó.
- Oye, disculpa que te moleste...
A Ross le pareció extraño que el muchacho se le acercara e incluso ya estaba planeando estrategias para decirle que no salía con chicos y no sonar desconcertado.
- Dime - Sonrió nervioso.
- Tengo unas vacantes libres, sería súper si nos recomendaras con alguien que conozcas.
"Que alivio" se rió para sí mismo, sintiéndose tonto y molesto por la actitud tan estúpida que tomó, "Por Dios, Ross, estamos en el siglo XXI, que idiota eres" pensó para sí mismo y sonriendo, respondió:
- Pues... No tengo trabajo y tengo otros tres amigos desempleados, ¿A cuantos quieres?
El chico sonrió sorprendido.
- Uno más y estamos listos.
- Bueno, ¿alguna especificación, horarios?
- Mañana traigan sus curriculum, vengan de playeras blancas, mezclilla o pantalones cómodos, no es necesario que tengan experiencia, lleguen a las 9 a.m, ¿vale?
- Bueno, trato hecho, traeré al mejor de mis hombres.
Ross se sentía con bastante suerte y muy animado, pagó su bebida y estaba a punto de irse.
- Hey, ¿cómo te llamas?
Gritó el rubio desde la parte del mostrador, tenía que ponerse de puntillas para gritar.
- Ross... Ross Macdonald, ¿y tu, generoso dios del trabajo?
El chico soltó una risotada, parecía animado.
- Me llamo Rubén, Rubén Bradbury...
Oh y, casi lo olvido, traigan muchas ganas de trabajar.
- ¡Claro! - Dió un saludo al estilo militar y dió la espalda de vuelta al edificio dónde estaban rentando los cuatro.
Al llegar, fue golpeado con el fuerte olor de la marihuana, se sintió un poco mareado.
- Con un carajo, Matthew, ¡QUÉ ASCO!
Movió los brazos para alejar el humo y abrir las ventanitas del departamento.
- Hey tranquilo, no soy yo.
Salió Matty del baño riéndose un poco irónico.
- ¿Entonces quién...?
Ross bajó la mirada, era una pelirroja bastante exhuberante con una mini falda y unas zapatillas altas.
- Soy... Ally.
La pequeña Ally se reía demasiado, no podía parar.
- Matthew, ¿quién...?
- Pregúntale a Adam.
- ¿Adam?
Adam salió de su habitación con un suéter para la pérdida Ally.
- Es una compañera de instituto que parecía trabajar en una disquera... Pero al parecer, sólo era un pequeño engaño para venir a fumar, ahora mismo la voy a llegar a su casa.
De paso, me toca comprar la comida del día.
- Me parece bien, ¿y George?
- Afuera... Buscando trabajo.
Respondió Matty desde la cocina bebiendo un vaso de agua.
- Ah, por cierto. -Ross alzó el dedo en señal de recordar algo- Tengo trabajo para mañana y necesitan a alguien más.
- ¿Dónde es?
Gritó Matty ahora buscando algo del refrigerador.
- En una cafetería cerca de la disquera...
- Ay no, paso.
Adam terminó de medio vestir a la chica y dijo sin mucho ánimo:
- Yo te apoyo, pero ayúdame a llevar a mi "amiga" a las tres calles abajo.
- Vale.
Ross recogió de nuevo sus llaves y abrió las puertas a Adam y a su peculiar compañía.
El día siguiente parecía prometedor para ambos.

Alguien MásWhere stories live. Discover now