Capítulo 2. Collide

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Camila POV

Nunca pensé que algún día llegara a desear con todas mis fuerzas tener un descanso de lo que más amaba, y no entendía por qué lo estaba haciendo, sólo lo había decidido, como uno de los tantos arranques que acostumbraba tener, y sabía que existía la posibilidad de que no saliera bien, porque estaba luchando contra esas actitudes impulsivas... por lo que era un hecho de que nadie se extrañaría que un día de repente dejara la universidad y volviera tiempo completo a los escenarios donde tanto me encantaba estar, sin embargo la mayor razón por la que quería simplememte suspenderlo era que durante los últimos meses de mi vida ese lugar ya no podía darme todo.Cuando empecé a detectar que algo que me faltaba, algo que no sabía exactamente qué era pero que yo buscaba con desesperación, me aferré a la idea de querer sentirme menos vacía [...] Antes de que alcanzara la fama yo siempre tenía planes de ir a la universidad, la preparatoria fue sin duda una de las mejores épocas de mi vida, y no quiero sonar engreída, pero sí que era una de las mejores estudiantes. Mi madre, puso el grito en el cielo cuando se enteró que pondría mi carrera de cantante en un segundo plano para ir a la universidad, no estaba de acuerdo ya que yo estaba pasando por un buen momento musical, y tenía razón, por eso quise probar hacer ambas cosas a la vez, así que estaba emocionada sobre lo que vendría, es decir, mi vida se volvería mucho más exigente en cuestión de organizar mi tiempo, quizás tendría que decir que no a un par de fiestas, a un par de muchas...

La UCLA era majestuosa, siempre había sido uno de mis sueños estudiar aquí y el haber conseguido entrar me llenaba de mucha satisfacción, quizás en el fondo sólo quería verme como una persona normal, y ese era el escenario perfecto. Durante la primera semana no podía ignorar el hecho de que muchas, muchas personas se me quedaban viendo, algunos incluso me preguntaban asombrados si en realidad se trataba de mí y entonces me pedían algunas fotos u autógrafos, con el tiempo se fueron acostumbrando a que la estrella estuviera merodeando los pasillos de aquella universidad y eso estuvo perfecto para mí, era el sentimiento más parecido a sentirse invisible que había experimentado hasta el momento, y no imaginé que se sintiera tan bien. Hablaba poco con las personas porque siempre he sido tímida, desde que tengo memoria, obviamente el haberme hecho una carrera como cantante me ha ayudado a superar eso, pero hay ciertas esencias que nunca se pierden.

Era martes, y estaba muerta literalmente porque había trasnochado en el estudio, la semana anterior habíamos estado trabajando muy duro en un par de canciones. Compré un café ultra cargado para intentar sobreponerme, sin embargo no me estaba haciendo el efecto esperado, definitivamente necesitaba dormir mínimo unas veinticuatro horas seguidas para poder volver a ser la misma. Cuando estaba cerca del salón donde tendría mi siguiente clase, mi móvil empezó a sonar en algún lugar de mi bolso, la verdad fue que el molesto sonido me despertó de cierto micro sueño que me estaba envolviendo camino al aula, sí, un zombi podría ser una buena descripción de mí aquel día. Me desesperé porque no encontraba el dispositivo y éste no dejaba de timbrar, entonces sentí como me estrellé violentamente con alguien ya que no llevaba la vista al frente y no paraba de andar mientras hurgaba entre mis cosas. Estaba avergonzada hasta las orejas, con las mejillas encendidas, le había tirado accidentalmente aquel vaso de café hirviendo a una chica que había sido la víctima de mi atropello.

-¡Oh, Dios mío, Cuánto lo siento! - Empecé a disculparme desesperada, mientras veía como escurría la oscura bebida por su camiseta, ella se sacudía para evitar quemarse y yo me sentí más culpable todavía. La chica no decía nada, y en ese momento levantó la cabeza para descubrir quién habría sido el impertinente causante de su desgracia. Ya la había visto antes, estaba en mi clase de historia del cine, era la chica con los ojos más lindos que había visto en mucho tiempo y me había parecido interesante, es decir ella tenía de esas miradas indescifrables y penetrantes que te invitan a indagar más y más. Cuando me descubrió se sonrojó violentamente y yo no entendí por qué, si yo era quién debía estar avergonzada, así que no sabía si en realidad el rubor de su rostro era más bien enojo, esta última idea me inquietó sobremanera. - No tengo palabras para disculparme contigo, por favor acompáñame a mi auto, siempre cargo ropa extra. - Le propuse.

Sing to my heart (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora